Empleo y Desarrollo rumbo a Brasil 2022

23/08/2017
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El título del llamamiento a ese evento, Empleo y Desarrollo rumbo a Brasil 2022, me dio un susto y luego la risa. ¿Estaré yo vivo? ¿Habrá Brasil en 2022? El asunto es muy serio y merece mucha reflexión, aún porque 22 es emblemático: se debería conmemorar 200 años de la Independencia y 100 años del movimiento modernista. Nada a conmemorar. Dos fracasos.

 

Lejos del sueño de los que lucharon por la independencia, hoy regresamos al tiempo de Don João VI, prisioneros de la deuda, tutelados por el imperio de la vez, exportadores de productos primarios. Lejos del sueño de los modernistas y de las siguientes generaciones que continuaron a pensar el país, estamos condenados a ser el país del atraso, incapaces de mirar crítica y creativamente la realidad.

 

La coyuntura actual impide cualquier proyección racional sobre trabajo, empleo y aún desarrollo, sea de corto, mediano o largo plazo. Los datos y hechos de la crisis están en los periódicos y en la cara de ese nuestro sufrido pueblo. Peor de las crisis porque es económica, política y moral, o crisis civilizatoria, como diría el maestro Darcy Ribeiro.

 

La pregunta que se plantea es ¿cómo llegar a 2022?

 

Dicen que soy pesimista, pero lo que soy es realista, pie en la tierra después de 60 años a observar el andar del proceso brasileño y latinoamericano. Si conducido por esa plutocracia que usurpó el poder, en los cinco años venideros no habrá desarrollo, serán pésimas las condiciones de empleo y trabajo, y bien mayor la exclusión social.

 

En cinco años el país será el mayor exportador de granos del mundo –habrá ultrapasado Estados Unidos-, será el mayor exportador de minerales, como hierro, cobalto, litio, oro, sin olvidar del petróleo.

 

La ingeniería se habrá transformado en jugo, literalmente, un producto más de exportación. El país ya es exportador de cerebros. Es el fin. Se inviste décadas en la formación de un cuadro y él se va a usar su conocimiento para el desarrollo de otros países. Éramos un país de inmigrantes, por siglos, y ahora, son algunos millones que están en el exterior y no entran en la cuenta de los 14 millones de desempleados.

 

Desconfíen de ese número, pues oficialmente solo se cuenta los que estaban con empleo formal. No están computados los millones que no ingresaron en el mercado formal de trabajo, los que salieron y se transformaron en pequeños empresarios o crearon estrategias de supervivencia. Sumando todo eso llega a unos 20 millones, por lo menos. ¿Y los 40 millones que dicen haber sacado de la pobreza, en que cuenta entran?

 

¡Gente! No es solo la ocupación predatoria y genocida del territorio, es la capacidad productiva del país que están destruyendo. Y, lo que es más grave, porque poca gente se está dando cuenta de eso, es la soberanía del país que está siendo estuprada. Si no se recupera la soberanía, ningún otro cambio será posible.

 

Será peor en 2022 a no ser que se cambie ese modelo. Veo tan enraizada  esa dictadura del pensamiento único impuesta por el capital financiero, o se prefieren, la dictadura del capital financiero impuesta por el pensamiento único, que nada cambiará a no ser con una ruptura institucional. Nada cambiará si no se libertar el país de la peor de las servidumbres, la servidumbre intelectual, y hacer con que las escuelas y las universidades de nuevo piensen el país.

 

Es muy bueno lo que están ustedes haciendo, llamando la inteligencia a debatir la realidad del país. Ese es el camino. Ese es el camino pero no basta. Para llegar a algún lugar es necesario acumular mucha fuerza. Eso solamente se consigue con intenso trabajo de acción cultural en cada aula, en cada local de trabajo, principalmente en los barrios populares.

 

Hay que acumular fuerzas en torno de una idea concreta de proyecto nacional de desarrollo sostenible, inclusivo, democrático. Hemos dicho con insistencia que estamos hartos de diagnósticos y lloriqueo sobre los espacios perdidos. La hora es de pronósticos y de recuperación de espacios, de construcción de nuevos espacios, de formulación de propuestas.

 

Creo que solamente una gran campaña, como ha sido por las elecciones directas en los años 1980, llamando para un gran frente de salvación nacional puede recolocar el país en los rieles. Salvación nacional porque es la soberanía del país que está en juego. Un enorme movimiento que conmueva el país y culmine con una Constituyente con soberanía popular, que apruebe un nuevo modelo de desarrollo, una nueva manera de hacer política, una democracia a ser ejercida por el pueblo, directamente,.

 

Cualquier movimiento que contraríen la plutocracia, los poderosos que saquean el país, será fuertemente combatido por los medios de comunicación, hace tiempos transformados en voceros del pensamiento único.

 

No basta vituperar el Partido Media. Es necesario denunciar, explicar al pueblo que no existe futuro bajo la dictadura del capital financiero, y, más que todo, apoyar a los medios alternativos, los periodistas que con sacrificio están publicando lo que la gran prensa esconde, están a instigar la crítica, abriendo ventanas de reflexión.

 

Aprovecho para pedir a todos ustedes apoyo a Diálogos del Sur, revista virtual bilingüe, sucesora de Cuadernos del Tercer Mundo, proyecto que busca dar voz a los que luchan por la independencia, integración entre los pueblos, la diversidad, el multiculturalismo.

 

Texto presentado en la 11ª Plenaria del Consejo de la CNTU (Confederación Nacional de los Trabajadores Liberales Universitarios Reglamentados), en el auditorio del Sindicato de los Ingenieros del Estado de São Paulo, en la capital del Estado, en 18 de agosto de 2017, en solemnidad de toma de posesión del autor como Consejero Consultivo de la confederación que reúne 59 sindicatos

 

http://operamundi.uol.com.br/dialogosdelsur/habra-brasil-en-2020/22082017/

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/187590
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