Una vieja receta pasada de moda

02/07/2009
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En Honduras se repite una vieja receta muy utilizada en el siglo pasado y bien experimentada por los latinoamericanos, en particular por los brasileños. Las élites oligarcas, con los pies en el país y la cabeza en Estados Unidos, articulan a sus pares en el Congreso y a los comandos militares. Los militares dan el golpe y el Congreso declara la vacancia de la presidencia y pone a un viejo zorro en el poder, y todo vuelve a ser como antes.

En 1961 aplicaron la receta en Brasil. Jânio Quadros, presidente, renunció, el presidente del Congreso declaró vacante la presidencia de la república, pero, cosa rara, las fuerzas armadas estaban divididas, una parte ha preferido la legalidad y el golpe se frustró. En 1964 repiten con precisión la misma receta. El mismo Auro de Moura Andrade presidiendo el Congreso declara vacante la presidencia de la república y llevamos más de 20 años para vernos libres de la dictadura.

El golpe contra el presidente hondureño Manuel Zelaya Rosales siguió punto a punto el guión. La impresión que se tiene es que los gorilas de la CIA no han entendido que el mundo está cambiando y que el nuevo presidente Obama todavía no ha logrado controlar al aparato de inteligencia de su país y a los oficiales del Comando Sur. O, entonces, Obama es un engañabobos que dice una cosa y hace otra y está connivente con la truculencia. Esa segunda hipótesis es la más probable cuando se ve la presencia hasta del Mossad, el terrible servicio de inteligencia de Israel, en puestos estratégicos del gobierno Obama. Para probar lo contrario Obama tendrá que desmovilizar esas fuerzas. ¿Lo logrará?

En las repúblicas bananeras de América Central se pierde la cuenta de cuantas veces han aplicado esa receta. Y Honduras es un caso especial. Desde principios del siglo XX le fue impuesta una situación de casi colonia de los Estados Unidos. Casi colonia porque aunque se mantienen las instituciones del estado como se independientes fuesen, no lo son. Además de la presencia militar, los Estados Unidos han impuesto a los hondureños el Tratado de Libre Comercio en el contexto del Alca –Área de Libre Comercio de las Américas– y con eso llegaron las maquilas.

Durante el siglo pasado los Estados Unidos han mantenido unas 14 bases militares en territorio hondureño. Los oficiales de las fuerzas armadas e de la policía eran y son entrenados o formados en las escuelas estadounidenses, primero en el enclave colonial que mantenían en la Zona del Canal de Panamá y después de la virada del siglo, en los mismos Estados Unidos. La base de Palmerola, instalada en 1904, fue utilizada en 1954 para despachar a los mercenarios de la CIA y los aviones que perpetraron el golpe contra Jacobo Arbenz, que con apoyo popular intentaba implantar una democracia en Guatemala. En la década de 1980 esa misma base se utilizó en el entrenamiento de mercenarios y para dar apoyo a los contra en Nicaragua y luego en contra de la guerrilla de El Salvador. En Olancho, cerca de la frontera con Nicaragua, se han entrenado mercenarios desembarcados en Irak en la era Bush.

Todavía hoy los Estados Unidos mantienen en Palmerola un contingente de unos 500 oficiales y soldados y más de 600 civiles en la base aérea de Soto Cano con su Fuerza Tarea Conjunto Bravo. La infraestructura de esa base puede abrigar hasta 4 mil soldados. Una tragedia permanente para la población del entorno, con las consecuencias que trae la presencia de tropas extranjeras: estupros, prostitución, enfermedades sexualmente transmisibles, tráfico permanente de drogas y otros ilícitos. Bajo el pretexto de practicar misiones humanitarias, interfieren en todo, incluso en las escuelas primarias. La alienación necesaria para la dominación empieza temprano.

Además de Honduras, los Estados Unidos mantienen 17 bases en países latinoamericanos entre las cuales: Puerto Rico (Vieques), Cuba (Guantánamo), Ecuador (Manta), Tres Esquinas y Leticia (Colombia, esta en la frontera con Brasil), Iquitos (Perú, en la frontera con Brasil), Reina Beatrix (Aruba), Hato (Curazao), Comalapa (El Salvador); en Costa Rica mantienen la Academia Internacional para el Cumplimiento de la Ley, una escuela para policías en los moldes de la Escuela de las Américas que mantuvieron en Panamá, donde hoy mantienen una enorme base de escucha electrónica operada por la CIA.

Zelaya se eligió en 2005 por el Partido Liberal, de tradición conservadora, pero no tardó en dar un gran vuelco en la política, atendiendo a las presiones de los movimientos sociales de carácter popular. Una de las medidas que ha sorprendido a los observadores fue denunciar el TLC con los Estados Unidos y adherir a la Alianza Bolivariana de las Américas – Alba ‐, iniciativa integradora del venezolano Hugo Chaves que cuenta con la adhesión de Bolivia, Cuba, República Dominicana, San Vicente y Granadinas, Ecuador, Antigua y Barbados.

En octubre de 2008, el Consejo Mundial de la Paz realizó en Honduras el Segundo Encuentro Hemisférico para la Desmilitarización, un gran foro que contó con la presencia de más de 800 delegados de 27 países. El evento coincidió con gran movilización de la sociedad civil, liderada por las organizaciones indígenas y campesinas, en apoyo al gobierno de Zelaya y contra la presencia de bases militares en nuestra América.

Quizás haya sido ese el estopín que movilizó a los militares. A fin de cuentas, lo que ellos ganan o logran ganar en base al presupuesto del país no se compara a los privilegios y prebendas ofrecidas por los estadounidenses con la finalidad de mantener la presencia militar en el país. El problema creado para el pueblo hondureño es de difícil solución. Admitir el fracaso de la CIA no está en su cartilla ni en la del Comando Sur de los EUA. Zelaya dice que resistirá y cuenta con los inusitados apoyos de Miguel d´Escoto, un nicaragüense de origen sandinista que está en la presidencia de la ONU y del secretario general de la OEA, Jose Miguel Insulza, un chileno que integró el gobierno de la Unidad Popular presidido por Salvador Allende. Prácticamente todos los gobiernos latinoamericanos se manifestaron contra el golpe. Todos ellos tienen en la memoria golpes de ese tipo. El Itamarati no se quedó atrás y no reconocerá al nuevo gobierno advenido del cuartelazo.

¡Así es! Parece que el mundo ha cambiado. Hay condiciones hasta para Obama ser fiel a su discurso e imponer la salida de las tropas de su Comando Sur. A fin de cuentas, paz en América Latina, libre de golpes gorilescos, solamente liberándonos de la presencia de los agentes de la dominación estadounidense. Paz en el mundo solo habrá cuando ya no haya guerras de agresión imperialista.

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