Comentarios generales al Quinto Informe del estado de la Región

16/08/2016
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En días recientes se llevó a cabo en la Ciudad de Guatemala, la presentación del “Quinto Informe del Estado de la Región”, auspiciado de nuevo por el Consejo Nacional de Rectores (CONRE) y el Programa Estado de la Nación-Región (ERCA), ambas instancias permanentes con sede en Costa Rica.

 

Vista en su conjunto, la estructura básica del informe abarca a fondo la dimensión demográfica, social, económica, ambiental, política y la integracional. Esta vez el informe tiene un enfoque y una mirada especial centrado en lo educativo, al cual dedican todo un apartado adicional, dimensión que dada su importancia aquí es denominada “el dilema estratégico de la educación”.

 

En relación a las versiones anteriores, este quinto informe mantiene su calidad y rigurosidad científica-académica, lo cual de por sí le confiere la capacidad de convertirse en un importante instrumento para el análisis de nuestra realidad centroamericana.

 

Por otra parte, en el se subraya con especial énfasis los objetivos clave que se persigue con su elaboración y difusión, entre otros, aportar a la construcción de un panorama regional (desde y por la sociedad civil), como una forma de “contrarrestar la cultura de poca transparencia y rendición de cuentas”, situación prevalente en nuestros países.

 

Otro gran objetivo del informe (el cual, dicho sea de paso, de entrada se nos aclara que no es “anti-gubernamental” pero tampoco “pro-gubernamental”), es “propiciar el fortalecimiento de la participación ciudadana informada, y con ello, impulsar la deliberación sobre asuntos de interés regional”.

 

Busca además, “identificar posibles acciones para ampliar las oportunidades y potenciar las capacidades de la población, así como proporcionar las bases técnicas para un diálogo social y político conducente a la promoción del desarrollo humano sostenible en la región”.

 

Sin ánimos de entrar aquí en detalles con respecto a la gran cantidad de conceptos, datos duros y valoraciones encontradas a lo largo del informe (una tarea que debiese ser desarrollada a través de una revisión crítica y analítica y mediante el desarrollo de debates multi e inter sectoriales sobre estos informes), conviene por ahora resaltar de manera panorámica algunos de los hallazgos medulares arrojados por este informe.

 

Quizá los tres hallazgos más importantes y globales resaltados por este estudio, sea el de encontrarnos, primeramente, con que la región continúa sin resolver los rezagos históricos y estructurales, los cuales, como se sabe, se vienen arrastrando en nuestras naciones desde hace muchísimo tiempo.

 

En segundo lugar, que pese a que en los últimos años la región ha logrado mejoras y avances económicos y sociales, estos son insuficientes para hacer que grandes porciones de la población centroamericana alcance niveles de desarrollo humano decentes y sostenibles.

 

Y, un tercer hallazgo global-regional, es que se ampliaron las brechas entre la parte sur del istmo (Panamá y Costa Rica), y la parte centro-norte. La primera franja tendría un mejor desempeño en términos de logros socio-económicos (aunque con graves riesgos de retroceso), y la segunda (conformada por Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala), mostrarían persistentes rezados socio-económicos.

 

De alguna manera, esa tendencia es ampliamente conocida. Que durante bastante tiempo Costa Rica y Panamá han constituido “otro mundo” relativamente ajeno al centroamericano. Empero, este informe nos arroja una cuantiosa y rigurosa información técnica y científica, que no solo lo verifica y constata tal situación, sino además, nos explica de manera fundamentada las razones de la existencia de esa brecha intra-regional, y lo que parece más grave aún, de la evidencia empírica que muestra como se está produciendo la expansión o profundización de tal brecha.

 

¿Podríamos pensar entonces que Panamá y Costa Rica se están “suramericanizando” mientras las naciones del centro-norte se están “haitiizando?

 

El informe no entra en este debate específico y al parecer debemos profundizar en ello en otros lugares y en otros momentos. Por mi parte, desde hace algunos años vengo hablando de un proceso similar al mostrado por el informe, en particular, con respecto a estas brechas intra-regionales, y en su momento lo he denominado “puertorricanización” (un término que evidentemente hace alusión a la profundización de la dependencia al imperio del norte y a la condición de “neo-protectorado”).

 

Pero continuando con los hallazgos clave del quinto informe, en cuanto al desempeño general de la región se resaltan, entre muchos otros, la recuperación de las exportaciones, moderados ritmos de crecimiento económico, bajos niveles de inflación, y algunos repuntes (aunque modestos) en ciertos indicadores sociales (como cobertura educativa y esperanza de vida), la ampliación de la superficie dedicada a áreas protegidas, la ampliación de la generación de energía eléctrica con fuentes renovables, y en términos socio-políticos, el incremento notorio de la participación ciudadana en la lucha y movilización en contra de la corrupción.

 

Empero, tal y como subraya el informe, “una mejor situación no significa una buena situación”. Resalta tareas importantes sin alcanzarse, como “la no transformación de la estructura productiva, la inalterabilidad en los patrones de distribución de la riqueza, la sobreutilización del patrimonio natural y en la persistencia de las bajas capacidades para la institucionalidad para el desarrollo humano y la democracia”, entre otras.

 

El ámbito demográfico (al cual el informe esta vez dedica todo un capítulo), como principal hallazgo se resalta la preocupante incapacidad de la región para sacar provecho del denominado “bono demográfico” (extensos grupos poblacionales mayoritariamente comprendidos entre los 14 y 24 años), incapacidad que se refleja, por ejemplo, en datos como los que indican que en todos los países de la región (exceptuando Costa Rica y Nicaragua), existen altas tasas de población joven que no estudia ni trabaja (los denominados “ninis”), siendo Honduras y Guatemala (casualmente los más afectados por el fenómeno de las “maras”), los países con las más altas de población en tal condición.

 

En el ámbito social, los hallazgos son claramente negativos; entre el 2000-2013 la región no logró elevar significativamente los niveles de bienestar social. En términos generales, persiste la pobreza, la exclusión social, la desnutrición crónica y la violencia (lo ilustra, por ejemplo, tan solo un dato clave: el 16 % de hogares en la región –unos 2 millones de familias aproximadamente- no tiene aún acceso a agua potable).

 

En el ámbito económico, las tasas de crecimiento siguen siendo modestas, la productividad por trabajador está por debajo del promedio de América Latina, las y los jóvenes tienen muy limitadas posibilidades de integrarse al mercado laboral formal, la tasa tributaria promedio de la región siguió siendo baja a nivel internacional, y la mayoría de países de la región continúan endeudándose para tan solo financiar sus déficits fiscales, siendo ahora cada vez mayor la tendencia a sustituir la deuda externa por la interna.

 

En el ámbito medioambiental, el informe encontró una situación negativa y paradójica; mientras la región posee abundante riqueza natural, su uso (y el de los territorios) es cada vez más insostenible, encontrando además, que la “huella ecológica” es el principal componente de la deuda medioambiental centroamericana.

 

Esta situación es propiciada entre otros factores, por la poca o nula planificación urbana (en la región en los últimos cuarenta años se triplicaron las áreas destinadas a la población urbana periférica de las grandes ciudades), el crecimiento exponencial del parque automotor y la falta de sistemas de transporte públicos modernos y eficientes, así como la alta vulnerabilidad ante la variabilidad y el cambio climático (una condición que, por cierto, de acuerdo al informe, es “socialmente construida”).

 

En el ámbito político, el hallazgo clave y general más importante que resalta el informe, es, según sus propios términos, “la caída en el índice de apoyo a la democracia, lo cual en los últimos años viene sugiriendo que los sistemas políticos de Centroamérica no están logrando dar respuestas satisfactorias a las demandas de representación, participación, transparencia, justicia, y en general, a las expectativas de bienestar y desarrollo de la población”.

 

En cuanto al proceso de integración centroamericana, el informe señala que existe una clara sub-utilización, no solo como instrumento político sino como instrumento de desarrollo social y económico y cultural (segmentos importantes de la población centroamericana señala que seguimos siendo “hermanos desconocidos” y además, divididos, sin planes de desarrollo convergentes).

 

Sin embargo en este ámbito no todo es negativo. Señala el informe que el SICA ha incrementado su reconocimiento internacional, mediante la incorporación de lo que el estudio denomina “Estados observadores”, los cuales a la fecha sumarían ya 23 en total.

 

Y, finalmente, una rápida mención al tema privilegiado en este quinto informe sobre el estado de la región, el ámbito clave y estratégico de la educación.

 

En tal sentido, el informe subraya, entre otras cosas, que en la región el Estado es el principal proveedor de servicios en educación (el 82.9 % de los estudiantes asiste a centros públicos, elevándose a un 92 % en el área rural).

 

Las tasas netas de cobertura de la educación primaria ya son elevadas en todos los países de la región (más del 80 % en todos los países), pero en el nivel pre-escolar siguen siendo bajas en todos los países (menos del 60 %).

 

Esto de alguna manera nos muestra que en lo concerniente a la cobertura de la educación primaria, la región está finalmente muy próxima a alcanzar la universalización (salvo Nicaragua, que de acuerdo con el informe ya la alcanzó), pero el reto ahora, tal y como el informe también lo señala, es elevar la calidad de la educación.

 

En cuanto a la educación secundaria, Costa Rica y Panamá tienen los niveles de cobertura más alta en la región, pero es en este nivel donde se producen las tasas más altas de deserción escolar, siendo El Salvador el país que en el 2013 mostró las tasas más elevadas, mientras Costa Rica y Honduras las más bajas.

 

En este importante problema de la deserción escolar el informe presenta una novedosa caracterización de los jóvenes afectados por ella (mediante una encuesta individualizada y realizada a profundidad con enfoque de estudio cualitativo de caso), de tal forma que arroja resultados muy reveladores.

 

Por ejemplo, tal caracterización nos muestra algunos de los factores comunes concurrentes (tanto de contexto social como factores socio-psicológicos) en la incidencia de la deserción escolar en jóvenes de la región, siendo entre otros, los siguientes; desintegración familiar; migración, alcoholismo y baja escolaridad de los padres; pobreza, embarazos y uniones matrimoniales prematuros en las jóvenes; malas condiciones de infraestructura en la escuela y en el hogar; hacinamiento en la casa y en las aulas; violencia del entorno educativo, en el hogar y/o en el barrio.

 

Otro de los hallazgos importantes e interesantes en el ámbito educativo de la región es que a más alto nivel económico de las familias mayor logro educativo de sus hijos, y algo que impacta de manera directa y negativa sobre la productividad económica de Centroamérica, es el hecho de que el 60 % de la PEA en C.A. tiene como promedio 6 años o menos de escolaridad (con tasas más altas en Panamá y Costa Rica y la más baja en Honduras).

 

Termino el presente artículo con una observación y una sugerencia final. La observación se refiere a la necesidad que muestra del informe en cuanto a reorganizar y recomponer (por cierto con tendencia hacia la baja), los crecientes presupuestos militares, no sólo por estar la región en situación no bélica, sino además, porque considera el informe que ello pone en peligro el proceso político de transición hacia la democracia (por la siempre presente tentación de un retorno al autoritarismo con el que sueñan algunos sectores retrógrados).

 

Y en cuanto a la sugerencias, esta vez dirigida hacia los auspiciadores del informe, en cuanto a la necesidad de profundizar en posteriores investigaciones, la imperiosa necesidad de buscar formas efectivas de incrementar (y priorizar) de manera urgente y sustantiva, la inversión pública social, y lograrlo, sin el incremento del endeudamiento interno y externo.

 

 

 

Sergio Barrios Escalante

 

Científico social e investigador independiente. Editor de la Revista RafTulum y activista por los derechos de la niñez y la adolescencia en el Proyecto ADINA. https://revistatulum.wordpress.com/

 

 

 

Pregunta clave en capítulo sobre Educación: p. 354

 

https://www.alainet.org/es/articulo/179544
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