“Colapso y solidaridad en Cambray II: una cuestión de clase”

22/10/2015
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“La anarquía económica de la sociedad capitalista tal como existe hoy es, en mi opinión, la verdadera fuente del mal”

Albert Einstein

 

La tragedia humana que se produjo la primera noche del presente mes de octubre, en la cual, en cuestión de segundos miles de toneladas de tierra y lodo cayeron encima de la aldea El Cambray II, sepultando a casi trescientas personas, resulta una metáfora perfecta de un colapso mayor, del desplome de los escasos avances logrados en la incipiente construcción del Estado Social de Derecho en Guatemala.

 

Pocas horas después de ocurrida esta tragedia se produjo una segunda avalancha, esta vez no de lodo sino de solidaridad, cristalizada ahora en toneladas de alimentos, ropa y agua purificada para consumo de los sobrevivientes. Una segunda metáfora se produjo de esta manera. La simbolización y expresión concreta de la solidaridad, en especial, la de los pobres en ayuda de otros aún más pobres.

 

Mucho se ha dicho y escrito sobre los diversos factores detrás de esta y otras catástrofes similares (factores técnicos, sociales, políticos, económicos, demográficos, medioambientales, culturales, legales e institucionales), y no tiene sentido el volver aquí a repetirlos. Basta por el momento con explicitar el carácter de clase de este tipo de tragedias, donde la naturaleza es apenas un pretexto para esconder el modo de apropiación, expropiación, explotación capitalista en el acceso y uso del territorio en relación a los núcleos humanos urbanos y semi-rurales.

 

El estudio de las dramáticas condiciones materiales de vida existentes en los asentamientos humanos precarios, era un asunto recurrente en los cursos que estudiantes latinoamericanos, asiáticos y africanos llevábamos en la famosa Unidad de Planificación del Desarrollo (DPU por sus siglas en inglés), en la Universidad de Londres, y siempre, o casi siempre, llegábamos a la misma conclusión; “los asentamientos humanos precarios son consustanciales al modo capitalista de distribución, uso y explotación del territorio, en particular, en las grandes y medianas ciudades de las extensas zonas de la periferia capitalista".

 

Con un sentimiento de lamento, hay que señalar la frecuencia con la cual este tipo de tragedias ocurren en muchas partes de América Latina. Hay que decir sin embargo, que en esta ocasión y en el caso particular de la aldea El Cambray II, la avalancha de solidaridad recibida casi de inmediato por los sobrevivientes, portaba un claro mensaje de denuncia en contra de un Estado bipolar, que se ha vuelto “fallido” para los intereses de los sectores populares y al mismo tiempo, “exitoso”, para los intereses de las reducidas cúpulas oligárquicas que lo han capturado desde hace ya bastante tiempo.

 

Ambas caras del estado de este Estado (lo “fallido” y lo “exitoso”), representan el carácter de clase de tal tipo de tragedias. Por ello, donde quiera que la diferenciación territorial marque diferenciación social, es suficiente con que los vecinos alcen su mirada para tomar conciencia de clase.

 

- Sergio Barrios Escalante es Científico social e Investigador. Editor de la Revista virtual mensual Raf-Tulum. Activista por los derechos de la niñez y adolescencia en la Asociación ADINA.

 

https://revistatulum.wordpress.com/

https://www.alainet.org/es/articulo/173170
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