En la era de Francisco

20/03/2014
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Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento No. 492:  Francisco y los signos de los tiempos 10/06/2014
El Papa Francisco, en pocos meses, ha despertado el amor y la esperanza en millones de hombres y mujeres, católicos o no, que sueñan con un mundo mejor.   Es natural que su certera crítica a la globalización capitalista irrite a los que detentan el poder económico.   Por el contrario, los pueblos del mundo, en especial los trabajadores, los humildes y los excluidos, sentimos que hemos encontrado una nueva referencia moral para luchar por la justicia social”.

Esta caracterización hace parte del pronunciamiento suscrito por una gama de organizaciones y movimientos sociales[1] que circuló días antes de la navidad del año pasado, con la proclama: “El poder económico ataca a Francisco, ¡los trabajadores y los humildes lo defendemos!”  Y en tal sentido, concluye: “expresamos nuestra solidaridad con Francisco frente a esta salvaje campaña del Imperio y esperamos que siga iluminando con su denuncia, sus gestos y su mensaje el camino hacia una sociedad de hermanos, sin excluidos ni humillados”.
 
Las expectativas que ha despertado este Papa latinoamericano, a meses de su elección, le han convertido en un suceso no solo religioso sino político, con repercusiones significativas a nivel mundial; sea por sus señalamientos críticos al neoliberalismo, reivindicando la primacía del ser humano sobre el capital, sea por su inclinación favorable al multilateralismo o sus llamados por la paz (la situación en Siria, particularmente), al igual que su demanda a los medios de difusión para que se ciñan a la verdad, entre otros puntos.  El que varias revistas con renombre (como la Time) le hayan designado como “la persona del año”, es un detalle más.
 
Más allá de cuestiones de estilo respecto a sus predecesores, con el Papa Francisco también se anuncian y registran cambios en la agenda misma de la Iglesia, a partir de sus críticas a una “iglesia autorreferencial”, el reconocimiento tácito a la Teología de la Liberación, el posicionamiento a partir de los excluidos y la apertura a un diálogo ecuménico, entre otros señalamientos.  Aunque en la conformación de las instancias jerárquicas ha optado por mantener un “equilibrio” calculado, no cesa de insistir que “es preciso cambiar”.
 
Al respecto, Leonardo Boff anota: “Quien escucha las distintas intervenciones del obispo de Roma y actual papa se siente en casa y en América Latina.  El Papa no es eurocéntrico, ni romanocéntrico ni mucho menos vaticanocéntrico.  Es un pastor “venido del fin del mundo”, de la periferia de la vieja cristiandad europea, decadente y agónica (sólo el 24% de los católicos son europeos); proviene de un cristianismo nuevo que se ha ido elaborando a lo largo de 500 años en América Latina con rostro propio y con su teología[2].
 
Como no podía ser de otra manera, una irrupción de tal magnitud -con cuestionamientos críticos respecto al curso impuesto por el capitalismo depredador y la geopolítica internacional, aunque con mesura a los desafíos institucionales internos-, da lugar a múltiples lecturas, apasionadas o no.  El hecho cierto es que se trata de un acontecimiento que se impone sopesar y, por lo mismo, en esta entrega juntamos estos textos para alimentar la reflexión y el debate.
 


[1] Pronunciamiento impulsado por el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil y otras organizaciones de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo/Vía Campesina Internacional; el Movimiento de Trabajadores Excluidos y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular de Argentina; y organizaciones laborales y comunidades cristianas de base. Ver: http://alainet.org/active/70015
 
[2] “El Papa Francisco y la economía política de la exclusión”, http://alainet.org/active/70130
https://www.alainet.org/es/articulo/84143
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