Cauca: ¿Coletazo de la guerra o violencia prolongada?

La del Cauca es una violencia proteica que se expresa con crueldad en masacres, exterminio de líderes sociales, atentados y bombazos como el reciente en el municipio de Corinto que afectó a 43 personas.

07/04/2021
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La violencia se ha ensañado de manera atroz con la población del departamento del Cauca causando enormes daños a las comunidades con masacres, asesinato de líderes sociales y atentados con bombas. Todos los días hay noticias del desangre a que es sometida la sociedad de dicha región. En la “producción” de esa violencia intervienen varios actores, privados y estatales; el análisis que se hace por los observadores especializados no logra captar en la toda su complejidad la topología de dicho fenómeno[1] y la acción del Estado se realiza de manera extraviada pues no acierta con sus estrategias para superar la tragedia consuetudinaria.

 

El Cauca es un departamento y región de mucho peso en la constitución de la nacionalidad colombiana. Su incidencia histórica es un hecho incuestionable. Popayán, su capital, es un símbolo de lo que fue el dominio colonial español. Durante varios siglos, el Cauca fue un inmenso territorio que cubría buena parte de la geografía del Virreinato de la Nueva Granada y de la naciente Republica de la Nueva Granada. Del Cauca son oriundos prominentes figuras del poder presidencial colombiano como Tomas Cipriano de Mosquera, Obando, López, Trujillo y otros destacados líderes religiosos y culturales[2].

 

Igualmente, el Cauca ha sido un territorio que ha servido de asiento a poderosas comunidades indígenas como los Nasa, Guambianos, aviramas, totoroes, polindaras, paniquitaes, coconucos, patías, bojoles, chapanchicas, sindaguas, timbas, jamundíes y cholos. El 21% de su población es de dicha etnia. La población afrodescendiente también es alta, alcanzando el 22% de los habitantes del departamento, que son cerca de un millón quinientas mil personas.

 

El departamento del Cauca, además de estar organizado administrativamente en 42 municipios se reparte en varias sub regiones muy específicas como el Centro metropolitano (Popayán), el Andén del Pacifico, el Norte y el Patía (Sur).

 

El Cauca es emblemático de la fragmentación regional que ha caracterizado el ordenamiento territorial colombiano como resultado de su complicada configuración geográfica de cordilleras, valles, sabanas y llanos, lo que incide en la heterogeneidad de los fenómenos sociales como el de la violencia que se expresa con diferente intensidad.

 

Que es el caso del Cauca, donde la violencia persiste de manera incisiva y letal. Lo que hace preguntarnos si la misma es un coletazo de la guerra del segundo ciclo de confrontación registrado entre 1964 al 2016, año este en que se firmaron los Acuerdos de paz entre Santos y un sector de las Farc, o la misma es la continuidad de una violencia profundamente arraigada en la sociedad por razones de orden social relacionadas con la pobreza y el abandono estatal; geográfico por ser el Cauca un corredor estratégico para acceder al Pacifico; por el incremento de los cultivos de uso ilícito; y por la informalidad en la abundante y rica minería local.

 

La del Cauca es una violencia proteica que se expresa con crueldad en masacres, exterminio de líderes sociales, atentados y bombazos como el reciente en el municipio de Corinto que afectó a 43 personas.

 

En esa violencia intervienen diversos actores como los grupos de las Farc reorganizados a raíz del fracaso de los Acuerdos de paz de Santos, hechos trizas por el gobierno uribista de Iván Duque.

 

Las Farc en el Cauca hace presencia con varios núcleos de combatientes organizados en las columnas Dagoberto Ramos (Corinto, Toribio, Santander de Quilichao, Jambalo, Caldono y Caloto); Jaime Martínez (Morales, Buenos Aires, Suarez, Tambo, Piendamo, Silvia, Cajibío y Timbiquí); Carlos Patiño (Argelia, López de Micay, Timbio y el Bordo); y el Frente Rafael Martínez (Naya), todas ellas bajo la dirección del Comando Coordinador de Occidente (CCO), articulado al Frente Primero y al Séptimo que lideran Gentil Duarte y Néstor Gregorio Vera (Iván Lozada) en los departamentos del Meta, Caquetá y Guaviare. 

 

La Nueva Marquetalia de Iván Márquez y Jesús Santrich también hace presencia en los municipios de Buenos Aires, el Naya, Caldono, Cajibío, Piendamó, Argelia, Morales y Jambaló, está organizada como Frente Segundo Manuel Marulanda.

 

Cierto análisis sesgado caracteriza dichas guerrillas agrarias, indígenas y afros como bandas de narcotraficantes desconociendo su contenido ideológico y sus fines políticos focalizados en procesos de organización y movilización de los cocaleros, campesinos, afros e indígenas para hacer efectiva la reforma agraria, la democratización política, la erradicación de la corrupción de la casta política departamental sumergida en el saqueo de los dineros y bienes públicos y el acceso al poder regional secuestrado por una poderosa y e inveterada plutocracia feudal con grandes privilegios en a amarrar clientelas y votos. Obras en las que impera la más aberrante corrupción, pues tanto Emilio Archila como Ceballos, los dos gerentes de la paz con legalidad, adjudican a dedo los contratos junto con los parlamentarios Ortega, Cárdenas y Velasco. Suficiente con ir a Piendamó, a Cajibío, a Timbio, a Corinto, a Caloto o al Bordo para confirmar en terreno el fiasco del Plan de Acción del Pdet más grande de los 16 organizados hasta el momento, los cuales son más propaganda que paz efectiva.

 

Recientemente el Gobernador del Cauca, junto con Ongs mercantilistas y empresarios lanzaron el Pacto por la Vida, los Derechos Humanos, el Territorio y la Paz, sin embargo, esa herramienta no parece tener la fuerza necesaria para defender la vida y los derechos de la población mayoritaria del departamento. Se trata más bien de un acto de propaganda electoral para reforzar los intereses politiqueros del Senador Temístocles Ortega el gran gamonal que concentra los principales resortes del poder en el departamento y sus municipios. Ortega, junto con Velasco, Cárdenas, Paloma Valencia y Velasco simulan defender los intereses colectivos de la comunidad cuando en realidad son sus verdugos junto a los grandes latifundistas, generales y poderosos narcos enchufados en las altas esferas del poder.

 

Con este cuadro político y social, más que un coletazo de la anterior guerra, la violencia actual del Cauca es la prolongación del antiguo conflicto social y armado con nuevas formas de acción y ejercicio de la guerra tal como lo señala Gutiérrez Sanín en su interesante y reciente ensayo sobre el tercer ciclo de la violencia colombiana que recomiendo leer y analizar con atención, más allá de ciertas incongruencias producto de los sesgos y prejuicios del autor.

 

Ver el siguiente enlace electrónico https://bit.ly/2PzXIve 

Ver el siguiente enlace electrónico https://bit.ly/3mxH3EZ

Ver el siguiente enlace electrónico https://bit.ly/3cQg57X

 

[1] Ver al respecto el siguiente enlace electrónico https://bit.ly/3miWRew

[2] Ver el siguiente enlace electrónico https://bit.ly/3fGpQrm

 

https://www.alainet.org/es/articulo/211694
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