Perú: El camino de la victoria
Si la derecha fracasa en sus propósitos y las elecciones se realizan, la izquierda tendrá posibilidades reales de victoria: Su candidata mejor situada es Verónika Mendoza.
- Opinión
Dos importantes acontecimientos esperan los peruanos en el 2021. El primero, está previsto para abril. Serán las elecciones presidenciales y parlamentarias que se celebrarán el día 11 de ese mes, y que asoman particularmente significativas. El segundo, será el Bicentenario de la Proclamación de la Independencia.
En los 300 días del “Estado de Emergencia” dispuesto por el Estado, los peruanos hemos vivido diversas experiencias políticas que dejaron lecciones precisas en la cabeza de la gente.
Todos pudimos percibir el fracaso del modelo de dominación vigente -el neoliberalismo- que infirió gravísimos daños a la vida nacional.
Se confirmó que quebró la estructura económica y social del país, desarticuló su base productiva, informalizó la economía, incrementó severamente el desempleo, destruyó los sistemas de salud y asistencia sanitaria, afectó la comercialización de productos elementales como las medicinas y convirtió la educación en una actividad lucrativa en beneficio de simples mercachifles.
En forma paralela, institucionalizó la corrupción y el desgobierno, quebró la moral pública y convirtió los recursos del Estado en un botín. Ello explica la situación de ex presidentes peruanos, acusados de enriquecimiento ilícito y asalto al patrimonio del Estado.
Los peruanos pudimos constatar, adicionalmente que todo el aparato del Estado fue puesto al servicio de verdaderas camarillas enquistadas en la estructura del poder, con el ánimo de perpetuar el sistema de dominación.
Mandatarios en extremo corruptos, como Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Alan García o Pedro Pablo Kuczynski fueron principales actores y beneficiarios de esta representación que golpeara seriamente a los peruanos. En algunos casos, otros como Ollanta Humala o Martin Vizcarra menos comprometidos con estas mafias, pretendieron ofrecer una cierta resistencia a estas políticas; pero el primero afronta procesos por recibir presuntas coimas del gobierno brasileño vía Odebrecht; y el segundo debe responder por cargos diversos luego del 10 de noviembre pasado. Ninguno, tocó el neoliberalismo.
Durante varios años los peruanos hicimos resistencia a estas políticas. Eso explica las grandes movilizaciones de masas ocurridas contra Alberto y Keiko Fujimori desde los años 90 hasta la fecha, el combate a García; y, sobre todo la masiva acción del 9 de noviembre y días sucesivos, que derrotó al golpe ultraconservador tramado desde el Congreso de la República, que dejó sin juego al dúo siniestro Merino-Flores, y que le impidió concretar sus propósitos.
Todo esto está muy fresco en la cabeza de los peruanos y se muestra en el escenario electoral de hoy marcado por el descrédito de la derecha, la desarticulación y dispersión de sus fuerzas, y la inopia de sus candidatos. Objetivamente, la derecha no es ahora carta electoral significativa.
Por eso tentó en noviembre un Golpe preventivo que le permitiera diferir los comicios para otra oportunidad. Pero aún no ha renunciado a ese propósito. Incluso incuba la idea de perpetrar un Golpe que ponga fin a la campaña prevista para culminar en abril. Por ahora, están preparando frenéticamente las condiciones para hacerla posible.
Si la derecha fracasa en sus propósitos y las elecciones se realizan, la Izquierda tendrá posibilidades reales de victoria. Su candidata mejor situada -Verónica Mendoza- podría alzar la victoria dejando muy lejos incluso a sus competidores del mismo espectro, Pedro Castillo y Marco Arana, también desacreditado por su accionar equívoco en los sucesos de noviembre.
El segundo gran acontecimiento del 2021, el Bicentenario de la Independencia Nacional, se recordará el 28 de julio de este año, coincidiendo con la asunción de un nuevo Gobierno. Aunque una buena parte de los peruanos considera que no tiene “nada que celebrar” dado que el país no es realmente independiente y que la acción de hace 200 años fue finalmente escamoteada por los liberales criollos que impusieron un régimen servil al capital extranjero; de todos modos la fecha sigue siendo significativa.
En ella no cabe recordar solamente la proclamación formal de la Independencia, sino los acontecimientos que la hicieron posible, es decir, la lucha contra el dominio extranjero, que libraron las poblaciones originarias en suelo peruano desde la llegada de los conquistadores.
Revindicar la resistencia indígena, el sacrificio de Calcuchimac, la lucha de los Incas del Vilcabamba, la gesta de Tupac Amaru I, el heroísmo de Juan Santos Atahualpa, la Rebelión de Tupac Amaru y Micaela, 1780; las sublevaciones de Crespo y Castillo, de Pallardelle y Zela, de Cahuide y los hermanos Angulo, el sacrificio de Melgar, el heroísmo del cura muñecas.
Y también la acción de los ejércitos libertadores. San Martín y Bolívar encabezaron épicas jornadas y sembraron conciencia internacionalista que hoy toma cuerpo en el proceso emancipador latinoamericano en el que hombres de diversos países, suman fuerza para concretar la victoria de los pueblos en ésta, Nuestra América, como la llamaran José Martí y José Carlos Mariátegui.
No celebraremos, por cierto, a La Mar, Riva Agüero o Torre Tagle, que se acostaron monárquicos y amanecieron republicanos. Dejemos ese triste papel a sus seguidores. Nosotros, celebraremos a los nuestros, y a sus luchas. En ellas, se afirma el camino de la victoria.
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