La forja de un nuevo mundo: ahora y después del Covid-19 (II)

16/07/2020
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Segunda parte

 

Las reflexiones fluyen como lluvias torrenciales precedidas por una larga sequía, unos dicen que esta tormenta pasará pronto, y otros aseguran que de las pandemias brotan nuevas épocas, lo cierto es que estamos en una encrucijada, o seguimos por el mismo rumbo en el que andamos hacia abismos insólitos, o asumimos con todos sus riesgos transitar las veredas de la paz y la cooperación, y con sentido de comunidad avanzar hacia la creación heroica de una nueva sociedad, guiada por el saber y unida por la solidaridad.

 

IV.- La crisis en Latinoamérica y el Caribe

 

Suramérica es el segundo epicentro planetario de la pandemia del Coronavirus, las consecuencias son de extrema gravedad, las cifras de contagios y de víctimas fatales crece día a día, y los pronósticos en cuanto al desenvolvimiento de la economía no pueden ser más angustiantes, y todo eso se presenta cuando el gobierno de los Estados Unidos amenaza con invadir militarmente a Venezuela, lo que complicaría al extremo el cuadro político regional.

 

En América Latina y el Caribe hay una revolución en marcha y hay una contrarrevolución en marcha, los dos procesos se desarrollan al mismo tiempo. Choque de trenes. La crisis política abarca todo el continente americano, de polo a polo. Y como sucede cuando lo extraordinario se vuelve cotidiano, los pueblos de Ecuador, Chile y Colombia se volcaron a las calles en los últimos meses del año pasado, en colosales manifestaciones, y en Argentina el pueblo unido logró sacar al líder de la derecha de la Casa Rosada, a punta de votos.

 

Es en este cuadro político en el que estalla la crisis actual.

 

Solo para apuntar los datos más relevantes, acudimos a las cifras que aporta la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), que recientemente pronosticó que, como resultado de la pandemia, la economía de la región experimentará un retroceso nunca antes visto:

 

- Caída de desenvolvimiento económico en menos -5.3 %.

 

- Contracción del empleo en 3.5 %.

 

- Declive de la inversión extranjera hacia Latinoamérica: se calcula entre el 30 y el 40 por ciento.

 

- Descenso de las remesas: 19.7 %.

 

- De un 15 por ciento será la baja de las exportaciones.

 

- Declinación del turismo será del 25 por ciento, aproximadamente.

 

- Incremento neto de la pobreza en 4 y medio por ciento y de la extrema pobreza en más de dos puntos porcentuales, lo que equivale a 270 millones de personas en pobreza y 80 millones de personas en pobreza extrema.

 

- En la coyuntura presente se registra un aumento de la desigualdad social, el índice GINI registra que: de 0.5 a 0.6, lo que significa que la región se aleja de cero.

 

La doctora Alicia Bárcena –secretaria ejecutiva de la CEPAL— propone una medida urgente: la entrega de un Ingreso Básico de Emergencia IBE, “que sirva para adquirir la canasta básica durante seis meses a toda la población en situación de pobreza, es decir, a 215 millones de personas, lo que equivale al 34.7 % de la población latinoamericana y caribeña”, y explica que para cubrir el financiamiento de este plan de emergencia se requiere de un gasto adicional de 2.1 % del PIB.

 

Estos recursos adicionales que requiere la región para atender a las familias en situación de pobreza y pobreza extrema, podrían obtenerse del desarrollo de un conjunto de medidas dirigidas a superar la evasión fiscal, que en la región es del 6.3 %, es decir, tres veces de lo que se necesita para financiar el IBE, y abriendo el compás de la explicación indica que la evasión fiscal es más elevada que el gasto promedio en educación (4 %) y en salud, que es de (2.2 %).

 

“La pandemia ha hecho visible problemas estructurales del modelo económico y las carencias de los sistemas de protección social” y reafirma que es ineludible avanzar hacia un nuevo pacto social, que considere lo fiscal, lo social y lo productivo. Es muy difícil presentar un pronóstico de los sucesos económicos que vienen, no solo por el hecho de no haber sido controlada la pandemia, sino por la ausencia de integración regional.

 

Reproducimos una síntesis publicada el 4 de junio por la CEPAL, de las opciones que tenemos por delante:

 

- Pensar el futuro de la región en la nueva geografía económica para depender menos de las manufacturas importadas e imaginar, cadenas de valor regionales.

 

- Se requieren políticas industriales que permitan a la región fortalecer capacidades productivas y generar nuevos sectores estratégicos.

 

- Para incidir en la nueva economía mundial, la región debe avanzar hacia una mayor integración productiva, comercial, y tecnológica. (Subrayado nuestro).

 

- Un mercado integrado de 650 millones de habitantes constituiría un importante seguro frente a perturbaciones generadas fuera de la región.

 

- Permitiría alcanzar la escala requerida para viabilizar nuevas industrias y promover redes de producción e investigación tecnológica compartida entre países y subregiones.

 

- Generar certezas ciudadanas a partir de un nuevo régimen de protección social universal, con un ingreso básico.

 

- Gobernanza internacional inclusiva y sostenible con base en la agenda 2030 de desarrollo sostenible.

 

La integración y “el después”

 

A la hora de buscar respuestas a la crisis, el recurso con el que cuenta América Latina y el Caribe es la integración, proyecto político-económico que convertirá a la región en un núcleo de poder mundial, y que es, a la vez, punto de convergencia de amplios sectores sociales.

 

- ¿Cómo superar, entonces, el escollo de gobiernos neoliberales que cumplen con rigurosidad la misión que les encomendó el imperialismo de liquidar nuestro proceso de integración?

 

- Hay que derrotar a los gobiernos neoliberales y desintegradores, en el terreno de la política, hay que desplazarlos del poder.

 

No es este el espacio para evaluar el proceso de integración que iniciaron los comandantes Hugo Chávez y Fidel Castro con la creación del ALBA; a lo que siguió el esfuerzo mancomunado del liderazgo progresista de Suramérica, [Lula da Silva, Dilma Rousseff, Néstor Kirchner, Evo Morales, Rafael Correa, Tabaré Vásquez, Cristina Fernández de Kirchner, Pepe Mujica, Fernando Lugo] que hizo posible Unasur; y más adelante todos los jefes de Estado que participaron de la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC, en 2011, vale mencionar que ésta última no ha sido derribada por los gobiernos de la derecha, porque es el canal institucional con la República Popular China, y no hay que pasar por alto que las inversiones crecientes del país asiático en la región tienen un peso significativo.

 

Y como la historia se realiza en la lucha entre las clases sociales, nunca podrá dejarse de lado un hecho: la estrategia del imperialismo en el continente fue y sigue siendo establecer desde el Polo Norte a la Patagonia, el ALCA, es decir, el Área de Libre Comercio de las Américas, proyecto que sufrió una derrota estratégica en el 2005 en Mar del Plata, y que obligó al aparato imperial a un viraje táctico, que implicó levantar la Alianza del Pacífico como contraparte política de la Unasur y del Mercosur, la suscripción de Tratados de Libre Comercio parciales, el ataque a Petrocaribe, y posteriormente la feroz campaña contra todo lo que signifique integración, que luego, al cambiar la correlación de fuerzas, e instaurarse gobiernos contrarios a la unidad latinoamericana, terminó con la desarticulación de Unasur y el bloqueo al ALBA.

 

Los golpes de Estado contra Mel Zelaya, Fernando Lugo, Dilma Rousseff, y Evo Morales; la traición de Moreno Garcés y sus acólitos en Ecuador; la derrota electoral en 2015 en Argentina, derivada de la ausencia temporal de la unidad del peronismo; y las más recientes pérdidas electorales del FMLN en El Salvador, y del Frente Amplio en Uruguay, a lo que hay que agregar el cerco político y el bloqueo económico contra Venezuela, Cuba y Nicaragua, en su conjunto, conformaron el cuadro que hizo posible la desarticulación, “por ahora”, del proceso unionista latinoamericano y caribeño.

 

Teniendo como punto de partida las condiciones económico-sociales que la actual crisis genera, existe una variable política que es esencial en el análisis del “estado de la plaza”, como solía decir Lenin: el estruendoso y patético fracaso de los gobiernos neoliberales de la región: el “oasis chileno” cruje, y queda al descubierto la realidad de una sociedad con desigualdades sociales extremas; Macri –en Argentina—lo que hizo fue cumplir con el plan de estropear la economía de su país; lo de Jair Bolsonaro no tiene nombre, entre Temer y él, hicieron posible que Brasil retrocediera décadas en pocos años. Duque es la punta de lanza de la agresión contra Venezuela, mientras el Acuerdo de Paz con la guerrilla está siendo liquidado desde la Casa de Nariño. ¿Y qué decir de Moreno Garcés?, que en medio de la pandemia dejó a la gente en el abandono.

 

Llegó la hora de levantar la bandera de la Integración. Las decisiones del ALBA marcan la pauta. Las iniciativas de reanimar la CELAC que ha tomado el Presidente Andrés Manuel López Obrador, han de tener toda nuestra atención, y hay que acompañar la batalla que libra el Presidente Alberto Fernández, en la renegociación de la deuda externa: que es un problema de todos.

 

La tarea principal en las actuales circunstancias es recuperar la economía de la región, atendiendo a las cifras –en extremo preocupantes- que se han reseñado antes, pero hemos de advertir que es útil estudiar el proceso como un todo, y valorar en su justa dimensión que el sistema capitalista en una relación social, y tal afirmación la hacemos por considerar que uno de los problemas del proceso de integración, es que la izquierda no logró tener un diagnóstico común, en cuanto a los procesos económicos, y –a nuestro juicio— de ahí se desprenden buena parte de los equívocos y las omisiones.

 

Y con base a tal criterio, citamos un párrafo de Karl Marx en los Grundrisse, que pudiera servir de punto de apoyo a futuros análisis.

 

“El resultado al que llegamos no es que la producción, la distribución, el intercambio y el consumo sean idénticos, sino que constituyen las articulaciones de una totalidad, diferenciaciones dentro de una unidad. (…) Una producción determinada, por lo tanto, determina un consumo, una distribución un intercambio determinados y relaciones recíprocas determinadas de estos diferentes momentos. A decir verdad, también la producción, bajo su forma unilateral, está a su vez determinada por los otros momentos. Por ejemplo, cuando el mercado, o sea la esfera del cambio, se extiende, la producción amplía su ámbito y se subdivide más en profundidad. Al darse transformaciones en la distribución se dan cambios en la producción en el caso, por ejemplo, de la concentración del capital o de una distinta concentración de la población en la ciudad y en el campo, etc. Finalmente, las necesidades del consumo determinan la producción. Entre los diferentes momentos tiene lugar una acción recíproca. Esto ocurre siempre en todos los conjuntos orgánicos”.

 

[Marx, Karl. Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse 1857 - 1858) Edición MEW – tomo 42]

 

La integración tiene raíces históricas muy profundas, tiene viabilidad política y es inaplazable en el campo de la economía, si atendemos a las explicaciones antes expuestas, sin embargo, es útil comentar que:

 

> El desenvolvimiento de las políticas neoliberales promueve la concentración de capitales, en estos momentos las economías de los países ricos concentran más del 60 % de las riquezas del mundo, lo que ensancha la brecha entre los países ricos y los países pobres y hace imposible resolver las asimetrías existentes.

 

> En la región, la dinámica económica de mayor peso son las exportaciones de materias primas, y la masiva importación de bienes, desde y hacia los centros capitalistas, mientras que en el comercio intrarregional el grado de intercambio es menor, y no se aplica la complementariedad, sino, la competencia, y esa es una falla tectónica de la integración, que puede resolverse.

 

> Al momento de retomar la integración, habrá que provocar cambios bruscos, que nos permitan poner el acento en un desenvolvimiento económico ‘hacia adentro’ del mercado regional, de más de 600 millones de personas; la renegociación de la deuda externa habrá de ser coordinada y con una estrategia unificada y flexible; mientras se construye un engranaje de las cadenas productivas, de las que tanto habló el Comandante Hugo Chávez; y tomar en cuenta, que la base material de la integración está en la propiedad soberana de las naciones sobre sus recursos naturales.

 

> Llegará el día en el que abra sus operaciones el Banco del Sur, se establezca un sistema multilateral de pagos en monedas locales y unidades de cuenta común regional, un Fondo de Estabilización Macroeconómica, y un mercado de valores propio.

 

> ¿Será posible que un Parlamento Latinoamericano y Caribeño, electo de manera simultánea y directa, se instituya y tenga como objetivo único y fundamental: la integración?

 

> Un nuevo proceso de integración también pasa por una activa participación de los movimientos populares, tanto los comunitarios, como los que agrupan a las mujeres, a los jóvenes, y a las asociaciones de los trabajadores

 

> Para que sea posible la integración de Nuestra América hay que conquistar la plena independencia de Puerto Rico y el fin de la dominación colonial en Las Malvinas, en la Guayana Francesa, y en algunos territorios insulares en el mar Caribe.

 

> Ahí están las sublimes banderas que nos dejaron Simón Bolívar, José de San Martín, Bernardo O’Higgins, Manuel Belgrano, Antonio Nariño, Francisco Morazán, Augusto C. Sandino, Eloy Alfaro, José Martí, Emeterio Betances, José María Hostos y el Che Guevara… Ahí está la obra inconclusa de Fidel Castro, de Hugo Chávez, de Néstor Kirchner, para sólo nombrar a los nuevos próceres que ya no están entre nosotros.

 

Y para cerrar estas brevísimas reflexiones, citamos un extracto del mensaje del comandante Hugo Chávez, ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, que fue leído por el continuador de la epopeya bolivariana: Nicolás Maduro: “El futuro de un mundo multipolar en paz, reside en nosotros. En la articulación de los pueblos mayoritarios del planeta para defendernos del nuevo colonialismo y alcanzar el equilibrio del universo que neutralice al imperialismo y a la arrogancia”. [Nueva York, septiembre de 2011]

 

La deuda externa: problema de todos

 

Citar una parte del documento informativo de la internacionalista brasilera, Ana Prestes, (03/06/2020) sobre el asunto de la deuda externa de Argentina, nos permite tomar este caso a manera de ejemplo, para incentivar nuevas investigaciones sobre un tema que es común. Por la deuda intentan asfixiar y subordinar a nuestras naciones, en la lucha por la renegociación unificada de la deuda externa, podemos apuntalar la soberanía latinoamericana.

 

“El dos de junio venció el plazo para el pago de la deuda argentina, y debe haber una nueva extensión del plazo. Hay elementos que indican que un acuerdo se está consolidando entre los acreedores y el gobierno. El monto en cuestión es del orden de los 68 mil millones de dólares. El debate en este momento es sobre la tasa de interés a ser empleada. La Casa Rosada quiere 3 por ciento, y los acreedores: 4.2 por ciento. También se está negociando un período de congelamiento de pagos solicitado por el gobierno argentino, sería de tres o de dos años. Es bueno recordar que cuando hablamos de acreedores, se trata de un grupo heterogéneo, amplio, complejo, con intereses diversos.

 

Argentina está en default desde el 22 de mayo, lo que impacta sus posibilidades de participación en el mercado internacional de créditos. También es útil recordar que esta deuda en negociación, no es la deuda del préstamo de Macri con el Fondo Monetario Internacional, de 57 mil millones de dólares, de los cuales, 44 mil millones de dólares ya han sido liberados. Esa es otra deuda que será negociada después. Macri no dejó pocos problemas para Alberto Fernández”.

 

Anotamos solo algunos datos de interés, al objeto de establecer un análisis comparativo, para poner de manifiesto las diferencias políticas, entre la derecha neoliberal y el peronismo, a la hora de conducir la economía de la nación austral.

 

2001 fue el año de la mayor crisis económica conocida en la historia reciente de argentina, la fractura de la alianza que gobernó con De La Rúa y el estallido de las manifestaciones, produjo un impacto político nunca visto: la renuncia el presidente De la Rúa precipita la crisis, asumen cuatro presidentes que duran apenas días en el gobierno, Duhalde reacomoda la situación política y crea las condiciones para llamar las elecciones. Menem, paradójicamente, uno de los principales responsables del desastre gana la primera vuelta, pero, aun así, las encuestas revelan que sería barrido por Néstor Kirchner en la segunda vuelta, quien asume la Presidencia en la peor de las condiciones, con una crisis política aguda y una debacle económica, el punto crucial: la deuda. Los tres gobierno peronistas, de Néstor Kirchner, y de Cristina Fernández de Kirchner, no solo aplanaron la deuda, sino que enfrentaron la espantosa maniobra de los “Fondos Buitre”.

 

Veamos, entonces, algunas cifras, que explican la situación:

 

En el 2004: la deuda bruta de la administración central representaba el 118.1 % del PIB; en 2006: 70.6 % del PIB; en 2008: 53.8 % del PIB [en el momento del “crack” del mercado financiero internacional]; en 2011: 38.9 % del PIB; y en 2015: 52.6 % del PIB [luego viene el gobierno de Macri que asume en diciembre de 2015] al final de este gobierno neoliberal, la deuda llegó al 89.4 % del PIB. El acuerdo con el FMI, suscrito por el gobierno de la derecha reaccionaria, puso en riesgo a la economía argentina, y ahora, el Presidente Alberto Fernández y la Vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, están luchando con su pueblo, por una renegociación justa de la deuda.

 

Indiquemos un dato más: la deuda pública externa: en 2015, el último año del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, representaba el 13 por ciento del PIB, y al final del gobierno de Macri, en 2019, el porcentaje es de 43.1 %. Síntesis: la derecha fracasó. La causa del pueblo argentino es un problema de todos.

 

V.- Cuando los filósofos salen a la palestra…

 

No han de andar nada bien las cosas cuando los filósofos salen a la palestra y narran como el tiempo transicional de una realidad a otra, experimenta una aceleración nunca antes vista, y recuperan del pasado que en otras épocas las pandemias desencadenaron insólitos cambios y, ni por casualidad, dejan pasar un acontecimiento que tiene alguna similitud con el cometa Halley, es decir, pasa de vez en cuando, siempre acompañado por una ruptura epistemológica.

 

Comencemos, pues, este foro itinerante:

 

Con su mirada de ecologista radical, Leonardo Boff, explica su punto de vista, y se abre la discusión:

 

- “Acompáñenme en este razonamiento, el universo existe desde hace ya 13.7 mil millones de años, cuando ocurrió el big bang: la tierra hace 4.4 mil millones. La vida hace 3.8 mil millones.

 

El ser humano hace 7-8 millones. Nosotros, el homos sapiens/demons actual hace 100 mil años. Todo el universo, la tierra y nosotros mismos estamos formados con los mismos elementos físico – químicos (cerca de 100) que se forjaron, como en un horno, en el interior de las grandes estrellas rojas durante 2-3 mil millones de años. La vida probablemente comenzó a partir de una bacteria originaria madre de todos los vivientes, la acompañó un número inimaginable de micro-organismos, nos dice Edward O. Wilson, tal vez el mayor biólogo vivo. Solo en un grano de tierra viven 10 mil millones de bacterias de hasta 6 mil especies diferentes. (La creación: cómo salvar la vida en la tierra. P/26).

 

Imaginémonos la cantidad incontable de esos micro-organismos en toda la tierra, siendo que solamente el 5 % es visible y el 95 % invisible: el reino de las bacterias, hongos y virus.

 

Desde 2002 cuando James Lovelock y su equipo demostraron ante la comunidad científica de Holanda, que la tierra no sólo tiene vida sobre ella, sino que ella misma está viva. Emerge como un ente vivo, no como un animal, sino como un sistema que regula los elementos físico – químicos, como hacen los demás organismos vivos, de manera que se mantiene viva y continúa produciendo una miríada de formas de vida, la llamaron Gaia.

 

¿Seremos capaces de captar la señal que el Coronavirus nos está enviando o seguiremos haciendo más de lo mismo, hiriendo a la tierra, auto-hiriéndonos en el afán de enriquecer? [Boff, Leonardo. Coronavirus: autodefensa de la propia tierra. Alainet. 27/0372020]

 

Slavov Zizek lanzó la primera piedra filosofal vaticinando que después de la pandemia lo que vendrá será “la barbarie o cualquier forma de comunismo renovado”; a lo que le replica Byung Chul Han: “el virus no vencerá al capitalismo”, y en ello coincide, -pero desde otra perspectiva- con Abel Prieto, director de una de las más importantes revistas literarias del continente: “La Casa de las Américas”; más comedido que Zizek pero en el campo del optimismo, Franco “Biffo” Berardi, expone una fórmula digna de atención: “podríamos salir de esta situación imaginándonos la posibilidad de la distribución progresiva del ingreso, la reducción del tiempo de trabajo, la inversión en energía limpias y en investigaciones en los campos de la salud y la educación”.

 

Alain Badiou, anota que la gran contradicción “es que la economía es parte del mercado mundial, en tanto que los poderes políticos siguen siendo esencialmente nacionales, así se sintetiza la contradicción entre economía y política, que expone la pandemia”.

 

Entonces, es oportuno subrayar que la recesión de la economía mundial, que tiene como detonante al Covid-19, además de contar con precedentes marcados, que, incluso, permitieron hacer algunas predicciones sobre la configuración de un nuevo “crack”, -como lo escribió antes de todo esto, Katu Arconada en “La Jornada”-, está vinculada a una crisis “al más largo plazo”, de la que habló Samir Amín, y que tiene su origen en el propio movimiento de capital. A lo que se suman dos problemas específicos: a) los Estados deberán administrar de la mejor manera posible la destrucción parcial, pero extendida, del mundo del trabajo, dado que hasta en los países ricos, la precarización se ha vuelto norma; y b) renovar la discusión sobre la decisión del gobierno de los Estados Unidos de cambiar el patrón oro por el dólar, siendo que lo acordado en Bretton Woods fue que la relación constante sería de 35 $/onza; y ésta fue la base sobre la cual la moneda norteamericana se erigió como la divisa internacional para el comercio y para las reservas internacionales de los países. Las crisis de 2008 y de 2020 tienen allí una parte de su explicación.

 

Polemiza Enrique Dussell, desde una perspectiva muy hegeliana, cuando asevera que: “la naturaleza no es un objeto de conocimiento, sino que es el todo (la totalidad) dentro de la cual existimos como seres humanos: somos fruto de la evolución de la vida de la naturaleza…”.

 

Desde la Italia aterrada se escucha: ¡Es el capitalismo, estúpido! Con esta frase increpa Mauricio Lazzarato, el ocho de abril en el portal: Lobo Suelto, y ahí suelta: “El capital se convirtió en monopolio, haciendo del mercado un apéndice propio, mientras los economistas burgueses celebran el “equilibrio general” que determina el juego de la oferta y la demanda, los monopolios avanzan gracias a los espantosos desequilibrios, las guerras de conquista, las guerras entre imperialismos, la devastación de humanos y no humanos, la explotación, el robo. La globalización significa una colonización que ahora subyuga al planeta entero, generalizando la esclavitud y el trabajo esclavo, para cuya apropiación se enfrentan los imperialismos nacionales armados hasta los dientes”.

 

- “Los virus son una prueba de que no somos más que identidades genéticas de bricolaje multiespecífico, la pandemia cambiará estilos de vida, realidades sociales, equilibrios geopolíticos”, -diserta Emanuel Coccia el 26 de marzo, en Magazine-, y añade: “la naturaleza no es el reino del equilibrio perpetuo, en el que todos estarían en su lugar. Es un espacio para la invención permanente de nuevos seres vivos que alteran el equilibrio”.

 

Encontramos en un artículo publicado en “El Espectador”, una frase del poeta William Ospina, que es más que una síntesis valiosa:

 

“Y sentimos que hay algo que aprender de estas alarmas y peligros. Si todo lo más firme se conmociona, nos enseña que todo puede cambiar, y no necesariamente para mal. Que si la tormenta lo estremece todo, nosotros también podemos ser la tormenta. Y que en el corazón de las tormentas también puede haber, como decía Chesterton, no una furia, sino un sentimiento y una idea. (…) En esa pausa de paciencia y de miedo ganan nuevo sentido las meditaciones de Hamlet y los delirios de don Quijote, los consejos de Cristo y las preguntas de Sócrates, los sueños de Scherezada y la embriagues de Omar Kayam. Si hay un mundo cansado y enfermo que cruje y se derrumba, tiene que haber un mundo nuevo que se gesta y que nos desafía”.

 

Álvaro García Linera, toma la palabra, hace una exposición conceptual, de la que reproducimos un punto que está ligado de manera directa al tema en cuestión, veamos:

 

“Los seres humanos somos seres globales por naturaleza y nos merecemos un tipo de globalización que vaya más allá de los mercados y los flujos financieros. Necesitamos una globalización de los conocimientos, del cuidado médico, del tránsito de las personas, de los salarios de los trabajadores, del cuidado de la naturaleza, de la igualdad entre mujeres y hombres, de los derechos de los pueblos indígenas, es decir, una globalización de la igualdad social en todos los terrenos de la vida, que es lo único que enriquece humanamente a todos. Mientras no acontezca eso, como tránsito a una globalización de los derechos sociales, es imprescindible un Estado social plebeyo que no solo proteja a la población más débil, que amplíe la sanidad pública, los derechos laborales y reconstruya metabolismos mutuamente vivificantes con la naturaleza; sino que además democratice crecientemente la riqueza material y el poder sobre ella, por tanto, también la política, el modo de tomar decisiones que deberán ir cada vez más de abajo hacia arriba y cada vez menos de arriba hacia abajo, en un tipo de Estado integral que permita ir irradiando la democrática asociatividad molecular de la sociedad sobre el propio Estado. [García Linera, Álvaro. Pánico global y horizonte aleatorio. Público. 4 de abril de 2020].

 

Volamos en el túnel del tiempo y nos taremos al 2020 las palabras del Comandante Fidel Castro, del 12 de junio de 1992, en la ONU:

 

“Es necesario señalar que las sociedades de consumo son las responsables fundamentales de la atroz destrucción del medio ambiente. Ellas nacieron de las antiguas metrópolis coloniales y de políticas imperiales que, a su vez, engendraron el atraso y la pobreza que hoy azotan a la inmensa mayoría de la humanidad. Con solo el 20 % de la población mundial, ellos consumen las dos terceras partes de los metales y las tres cuartas partes de la energía que se produce en el mundo. Han envenenado los mares y los ríos, han contaminado el aire, han debilitado y perforado la capa de ozono, han saturado la atmósfera de gases que alteran las condiciones climáticas con efectos catastróficos que ya comenzamos a padecer”.

 

VI.- El programa de lucha común de los pueblos

 

En un momento de inéditas conmociones es preciso señalar que una vez definidos los objetivos estratégicos, hay que determinar hacia dónde dirigir el esfuerzo principal, y en ese sentido, es inaplazable unificar criterios en torno a un programa común de los pueblos, que sea el fundamento de la unidad, sin la cual es inconcebible la victoria.

 

1.- Unir a todas las fuerzas populares del mundo, en la lucha por detener el plan de invasión militar que prepara el gobierno de los Estados Unidos contra la República Bolivariana de Venezuela.

 

2.- Promover un vigoroso movimiento a escala internacional que tenga como objetivo declarar un ALTO AL FUEGO en todos los conflictos bélicos, y concentrar los esfuerzos en contener la pandemia del Coronavirus, tal y como lo propuso el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres.

 

3.- Convocar a los pueblos de América Latina y el Caribe a unirse en torno a las decisiones tomadas en la más reciente Cumbre del ALBA-TCP, y al mismo tiempo, luchar por la reconstrucción de la Unión de Naciones Suramericanas, UNASUR.-

 

4.- Exigir al gobierno de los Estados Unidos y a los de la Unión Europea, suspender de inmediato el bloqueo económico, comercial y financiero, que aplican contra Venezuela, Cuba, Nicaragua, Irán, Corea y Siria.

 

5.- Alcanzar un nuevo pacto a escala mundial que implique la democratización del Fondo Monetario Internacional, la regulación del mercado financiero global, la eliminación de los paraísos fiscales y de las actuaciones ilegales de los llamados “fondos buitre”.

 

6.- Proponer la suspensión del pago de la deuda externa de las naciones en desarrollo, en estos tiempos de catástrofe.

 

7.- Exponer ante los parlamentos nacionales e internacionales que se aprueben leyes de emergencia, mediante las cuales se instituya una renta básica universal, o ingreso básico de emergencia, a fin de proteger a los sectores más vulnerables, y a los trabajadores informales y formales, que son los más afectados por la pandemia.

 

8.- Generar acuerdos nacionales y regionales que estén dirigidos a incentivar la producción de alimentos y medicinas, lo que necesita ingentes inversiones, asistencia técnica y una poderosa asociación internacional de los productores.

 

9.- Luchar para que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional cumpla con su obligación de otorgar créditos de emergencia, -cláusula contemplada en sus estatutos-, a las naciones que enfrentan serias dificultades económicas, producto de la pandemia, y el bloqueo.

 

10.- Plantear el establecimiento de tasas de interés a un nivel que permita acelerar la dinámica productiva de las pequeñas y medianas empresas, de la agricultura, la construcción, la artesanía y los servicios, por ser los rubros que generan más empleo.

 

11.- Instar a los parlamentos y a los gobiernos a establecer un impuesto a las transacciones financieras internacionales, y atendiendo a las peculiaridades de cada país, cobrar impuestos a las grandes fortunas, recursos que han de ser destinados al fortalecimiento de la salud pública, a la educación y a la investigación científica.

 

12.- Continuar la lucha que libran las cancillerías de países soberanos y partidos de izquierda, organizaciones comunitarias y de trabajadores, parlamentos e instituciones académicas, que proponen restablecer el multilateralismo en la toma de decisiones en el ámbito internacional, y exigir al gobierno de los Estados Unidos que retome el camino de los acuerdos multilaterales que regulan el armamento nuclear.

 

13.- Impulsar la agenda ecológica, en particular, el cumplimiento de los acuerdos de París sobre el cambio climático.

 

14.- Promover la constitución de un Fondo Humanitario Internacional, mediante el cual se creen las condiciones prácticas para que la atención médica, las pruebas moleculares, la hospitalización, los medicamentos y las vacunas –cuando esta sea descubierta- sean gratuitas.

 

15.- Potenciar la proposición que se viene haciendo en el marco de la CELAC de crear un Consejo Científico Internacional, que coordine las investigaciones que sobre los tratamientos y las vacunas se están desarrollando en diversos países.

 

Arundhati Roy, la laureada escritora hindú, escribió recientemente en The Financial Times, una conmovedora reflexión que es para todos:

 

“…nuestras mentes todavía están corriendo de un lado para otro, anhelando un retorno a la “normalidad”, tratando de unir nuestro futuro a nuestro pasado, y negándose a reconocer la ruptura. Pero la ruptura existe. Y en medio de esta terrible desesperación, nos ofrece la oportunidad de repensar la máquina del fin del mundo que hemos construido para nosotros mismos. Nada podía ser peor que volver a la normalidad. Históricamente, las pandemias han obligado a los seres humanos a romper con el pasado, a imaginar su mundo de nuevo. Esta no es diferente. Es un portal, una puerta de enlace entre un mundo y el siguiente. Podemos elegir atravesarla, arrastrando las cadenas de nuestros prejuicios y odios, nuestra avaricia, nuestros bancos de datos e ideas muertas, y cielos humeantes detrás de nosotros. O podemos caminar a la ligera, con poco equipaje, listos para imaginar otro mundo. Y listos para luchar por él”.

 

Estos son solo puntos de un debate que, de alguna manera, comenzó en distintos escenarios políticos de nuestro continente y del mundo, siempre, sobre la base de la consigna que nos legó el Comandante Hugo Chávez: ¡Unidad, lucha, batalla y victoria!

 

14 de junio de 2020

 

Roy Daza, escritor y periodista, integrante de la Comisión de Asuntos Internacionales del Partido Socialista Unido de Venezuela.

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/207918
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