La demodiversidad Nuestro Americana ante su mayor desafío

13/03/2020
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Aumentar la intensidad de la democracia constituye uno de los desafíos primordiales en el marco de las Epistemologías del Sur, y se refiere básicamente a superar la concepción de la democracia representativa como única forma valida de democracia en el mundo, basándose en su extensión y práctica “universal” en todo el globo, y sobre todo como modelo comprobado en las naciones del norte global. No se trata aquí de descalificar la democracia representativa como forma democrática, sino de entender que, en términos sencillos, se queda corta o con muy baja intensidad, en tanto no garantiza una mayor y mejor participación ciudadana y comunitaria en los procesos de toma de decisiones. Una forma de aumentar la intensidad de la democracia en el siglo XXI es reconocer, aceptar, asumir y poner en ejercicio otras formas de democracia que complementen, en igualdad de jerarquía, a la democracia representativa; esas formas otras son la democracia participativa o directa y la democracia comunitaria, protagónica e intercultural.

 

La experiencia de los gobiernos progresistas de América Latina, entiéndase, la Bolivia de Evo, el Ecuador de Correa y la Venezuela Bolivariana, sin olvidar las reconocidas prácticas participativas en Brasil, se han constituido en  auténticos laboratorios socio políticos del incremento de intensidad de la democracia; así en Venezuela la Constitución establece la Democracia Participativa y Protagónica como sistema de gobierno en complementariedad con la democracia representativa, seguidamente para impulsar las transformaciones necesarias para su implementación, se crean una serie de leyes del llamado poder popular, como una forma de garantizar la organización y participación protagónica del pueblo a partir de los principios de corresponsabilidad y cogobierno.

 

En el caso boliviano, se apuesta por una Democracia Intercultural en sintonía con la asunción de su identidad como Estado Plurinacional; en esta maravillosa experiencia de Bolivia, se encuentran tres formas de democracia con rango constitucional en igualdad de jerarquías, a saber, la democracia representativa, a través de la cual los ciudadanos eligen sus representantes en el poder constituido por medio del sufragio universal; la democracia participativa, que incorpora una serie de mecanismos de participación más directa en la toma de decisiones que van desde el referéndum hasta las iniciativas legislativas, incluyendo la posibilidad de revocar el mandato otorgado a los representantes en el ejercicio de la forma democrática anterior; y finalmente el mayor aporte democrático boliviano tiene que ver con la Democracia Comunitaria como forma de autodeterminación y autogobierno de las comunidades originarias y campesinas a partir de sus prácticas culturales identitarias. Sin lugar a dudas que a partir de las experiencias democráticas referidas es posible afirmar que en Latino américa, en este ciclo progresista, se ha avanzado en forma notable en la construcción de la demodiversidad del siglo XXI.

 

Si bien cada caso nacional requiere su propio análisis para determinar sus alcances, es importante destacar la experiencia boliviana de Democracia Intercultural en ejercicio, y muy especialmente la Democracia Comunitaria como forma de autogobierno de las comunidades indígenas y campesinas, experiencia de la cual debemos aprender si pretendemos ampliar el canon democrático en el mundo, y un espejo desde el cual estudiar nuestra propia experiencia venezolana del poder popular y gobierno comunal.

 

En primer lugar, hay que reconocer como una forma otra de democracia a la democracia comunitaria boliviana por sus prácticas, la democracia Aymara de las tierras altas bolivianas, no solo representa una forma otra democrática, sino que se enfrenta y desafía las concepciones preconcebidas del ejercicio político occidental impuesto en forma hegemónica por el norte global; frente a la acción política individual la experiencia boliviana, se concibe como esencialmente colectiva, asamblearia; contra la imposición de una mayoría persigue el consenso a través del dialogo y el debate; en lugar de concebir la autoridad como privilegio de mando para unos elegidos, la asume como responsabilidad rotatoria y como un servicio para el colectivo; su práctica del ejercicio de las responsabilidades en parejas (hombre y mujer) supera el marcado patriarcalismo norte céntrico en el que la mujer debe luchar para ganarse un lugar. Esta aparentemente innovadora forma democrática, aunque en realidad con profundas raíces ancestrales, representa una experiencia  a seguir en momentos donde el Estado y la Democracia y las formas de ejercicio político individual establecidas en el norte global, así como en la periferia y semiperiferia parecen haber entrado en crisis y requieren, lo que el profesor Boaventura llama, la reinvención de la democracia, en una demodiversidad de alta intensidad y del Estado en un novísimo movimiento social; además la Democracia Comunitaria finalmente derrumba el principio canónico de la inviolable vinculación entre democracia y partidos, por cuanto en ella no tienen cabida los partidos que por el contrario se ven con desconfianza.

 

La construcción de la demodiversidad del siglo XXI, tomando en cuenta la experiencia boliviana, plantea las oportunidades de conocer, estudiar, aprender y dialogar con el hacer de la Democracia Intercultural como experiencia, sobre todo con la Democracia Comunitaria y sus características que rompen y se enfrentan con las prácticas hegemónicas de la democracia de baja intensidad. Finalmente también nos presenta una serie de desafíos, sobre todo a los venezolanos, pues no solo se trata de aceptar que existen otras formas de democracias y consagrar su reconocimiento en la constitución y las leyes; se trata sobre todo de asumir el ejercicio de esas formas otras de democracia y entender que no son formas menores, locales y menos importantes de ejercicio democrático; por otra parte el mayor desafío es entender que la democracia directa y comunitaria requiere de autonomía por lo que no se puede pretender tutelarla desde el poder constituido y/o el partido de gobierno, pues en ese caso no se puede hablar de un auténtico poder popular.

 

Hoy en día la experiencia demodiversa de Bolivia se enfrenta a su mayor desafío, la interrupción del orden constitucional a través del golpe fascista multinacional contra Evo y todas las autoridades legítimas de la hermana Bolivia, y la instauración de un régimen de facto,  que no solo justificó el terrorismo aplicado sino que le dio continuidad al mismo, colocan hoy en peligro extremo la demodiversidad boliviana; es cierto que está en marcha un proceso electoral en el que el MAS se mantiene como la primera fuerza política del país, pero la inhabilitación y persecución de los principales líderes políticos, incluyendo a Evo Morales, la enorme injerencia extranjera e imperial, así como, la devastadora campaña de descredito y odio desatada contra el Movimiento al Socialismo, y más aún contra los pueblos originarios, hace dudar sobre la transparencia de un proceso electoral tutelado por la OEA, generando a la par una preocupación más que justificada por el respeto de las prácticas democráticas de las comunidades andinas, su deconstrucción y sustitución por el modelo liberal burgués es una posibilidad terrible; así los intereses del colectivo que guían a la asamblea pueden ser reemplazados por intereses de grupo o de partidos, las decisiones por consenso por la dictadura de la mayoría simple, y el ejercicio del poder como servicio por mandato de la comunidad, cambiarse por la concepción del poder como dominio de unos pocos sobre los otros. Ante esta situación solo podemos confiar en la voluntad de un pueblo, que se apropió de un proyecto de país y que decidió liberarse de una vez y para siempre de la sumisión y explotación colonial, para defender un proceso que representa un digno ejemplo de demodiversidad que se debe convertir en referencia para todos los pueblos de nuestra América y del Sur Global.

 

Referencias:

 

Exeni, José Luis (2017), "Demodiversidad plurinacional en ejercicio", in Santos, Boaventura de Sousa; Mendes, José Manuel (eds.), Democracia posabismal: imaginando nuevas posibilidades democráticas. Madrid: Akal.

 

Santos, Boaventura de Sousa (2010a), “La Refundación del Estado y los Falsos Positivos”, in Refundación del Estado en América Latina. La Paz: Plural Editores y Cesu- UMSS. (Cap. 6: "La refundación del Estado y los falsos positivos", pp. 71-125.)

 

Oswaldo Espinoza

Politólogo

 

https://www.alainet.org/es/articulo/205249
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