La música chicha no es interculturalidad

15/12/2016
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Foto: Colectivo Espejo Libertario
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“Lo intercultural no es poner música chicha cantada por un indígena ni el turismo comunitario, es mucho más que eso”, dijo Sumak Bastidas una de nuestras invitadas al conversatorio: CÓMO LOS MEDIOS REPRESENTAN A LAS CULTURAS, que lo presentamos el pasado viernes 2 de diciembre en la ya tradicional sede del Colectivo Espejo Libertario, la Sala Jorge Icaza de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.

 

Pero fue audaz proponer este debate con tan interesantísimo tema, en Quito el viernes 2 de diciembre, “es una herejía”, nos dijimos, por tradición las fiestas de Quito, que aún no sabemos qué festejan en realidad, comienzan desde el pregón el último día de noviembre y de ahí ya todo es farra.

 

De hecho hasta ahora me parece que no he conocido ni asistido a fiestas más difundidas, populares y alegres como las de Quito, por la cantidad de asistentes, los eventos culturales, la música que suena en todas las calles y barrios, porque esa es la esencia de la Serenata Quiteña y toda la parafernalia de la españolización de ciertas áreas de las fiestas en las que caemos de continuo, hasta las instituciones públicas.

 

Pero nos planteamos el reto y buscamos “valientes” panelistas que dejaran de farrear el viernes a las 18 horas para venir a hablar de cosas serias, de temas importantes, y claro, le pasamos la responsabilidad a nuestro hermano, Ángel Erazo, aunque con apellidos mestizos, miembro del pueblo Otavalo en la provincia de Imbabura y de la Nación Kichwa del Ecuador.

 

Comenzó el ajetreo, llama a uno, llama a otra y aceptaban pero luego se negaban, aparecían los compromisos, dos días antes nos había confirmado solo Anita Cachimuel, también del pueblo Otavalo e integrante del grupo Yarina, gestora cultural, artista, cantante y compositora, además de radiodifusora.

 

En la noche del jueves nos aceptó, a pedido de Rodolfo Muñoz quien lo conoce muy bien, Revelino Aguidisou, afrodescendiente, nacido en el África, “en lo que ellos llaman Reino de Benín”, nos dijo, artista, cantante, compositor y dueño de una voz impresionante, de hecho nos cantó en Suajili, una de las lenguas originarias de su país.

 

El viernes no teníamos completo el equipo y un invitado que aceptó, ya no nos contestó el teléfono, entonces, recurrimos a las amigas, en este acaso a las amigas que además de brillantes, cantan muy bien y a pocos minutos de comenzar le pedí a Sumak Bastidas que se sume, y es que con ella ya hemos pelado por estos temas, o sea, como dicen los quiteños estábamos “filitos” como para que se niegue; y, claro con las disculpas del caso, aceptó.

 

Y así comenzó, con fallas técnicas, el conversatorio porque no funcionaba la consola de audio por más que le dieron contra el suelo y le cambiaron de dueño, nada, pero así comenzó y al final, lo que queríamos, un lujo de intervenciones, serias, profundas, dignas de los y las presentes, hasta el punto que se llevaron todos los aplausos sonoros, cariñosos y admirados.

 

En verdad, y se lo dije a Ángel y a los panelistas, es quizá el mejor conversatorio que hemos organizado, de los 24 que llevamos contando desde hace dos años que nació el Colectivo.

 

Y aquí la muestra.

 

Ángel Erazo es un excelente estudioso de la lengua Kichwa y nos explicó varios conceptos sobre su uso en lo cotidiano y en lo artístico, alejado de esa cultura que se construye y difunde desde lo mestizo, desde los y las mashikuna.

 

Como moderador, le dio la palabra a Anita Cachimuel y comenzamos.

 

Anita nos contó sin temores, que comenzó trabajando en las calles de Otavalo, en todo, vendiendo, comprando, corriendo y cantando, cantando siempre, hasta llegar a formar parte del grupo Yarina, con el cual y luego de esa dura vida que nos toca a todos soportarla cuando crecemos, nos quedan las huellas, las cicatrices, los traumas, es que el sistema es perverso con lo indígena, exclusivo desde la educación y Anita nos enrostró: ojalá un día conversáramos entre todos los que estamos aquí en Kichwa y cantáramos y bailáramos.

 

Y me dije, como en Paraguay, cuando el cura Fernando Lugo, aquí en Echandía nos contó que en su país, del que llegaría a ser Presidente contra la derecha asesina y torturadora que le terminó sacando, todos son bilingües, es obligatorio aprender el Guaraní y creí que Anita nos estaba haciendo soñar sobre eso que debería ser parte de lo ecuatoriano, el Kichwa.

 

Para esto ella organizó y participó junto a otras cantautoras en el proyecto Sinchi Warmi Rimay, que sería algo así como “mujeres que hablan de frente”, mujeres creativas, trabajadoras pero sin caer en la provocación de la confrontación con los hombres, como nos decía la heroica minera boliviana Domitila Chungará: “juntos, no hombre contra mujer ni mujer contra hombre, sino juntos contra la explotación”.

 

Y vinieron más proyectos “subiendo al sur”; “sur-sur”; y, “nuestro norte es el sur” y también llegaron los premios, uno de ellos el de mejor música grabada del mundo en los Estados Unidos, cuyo territorio lo recorrieron cantando, incluso hasta en el terrible frío de Alaska.

 

https://www.youtube.com/watch?v=6SVQEz3VgrI

 

 (Enlace de un concierto sinfónico del grupo Yarina)

 

Aplausos, eso es lo que se mereció Anita y le correspondió el turno a Sumak Bastidas.

 

Ella es de Kacha, parroquia de la Provincia del Chimborazo, del pueblo Puruwá, cantautora y mujer peleadora por sus principios y así comenzó, contándonos que fue obligada a callar el kichwa, “mejor no” le dijeron los suyos, “mejor en castellano”, eso le dolió, le callaron por miedo y no le permitían cantar en su lengua madre, pero lo hizo, casi callando, hasta que llegó la hora de decir, de proponer, de crear y para muestra nos cantó, en vivo, a capela, como solo los arriesgados lo hacen, una partecita de una composición suya dedicada a su hijo, a su wawa del alma.

 

https://www.youtube.com/watch?v=FyOhSTWrIFk (enlace a la canción de Sumak)

 

Estremecedora la interpretación, bien preparada, es que al otro día estaba en el Pobre Diablo junto al maestro  Tadashi Maeda, nada más ni nada menos.

 

Pero vino la parte seria de su intervención y reclamó, eso que es costumbre, invitar al artista y más si es indígena para cumplir con lo folklórico, no somos folklore, dijo, no somos parte de la foto ni del paisaje, somos gente, somos pueblo, profesionales que trabajamos como cualquiera con necesidades pero para cumplir la ley es patético observar cómo las radios, los medios de comunicación aclaran antes de poner una canción chicha cantada por un indígena como material intercultural o leen la biografía de un personaje indígena y dan por hecho que se cumplió la ley.

 

Eso no es real, están manipulando temas que no conocen; creen que hablar de los indígenas es interculturalidad y ponen música sin identidad, de relleno porque suena a andino.

 

Lo dijo y lo aseveró, cerrando su intervención con esa bella composición suya.

 

Finalmente llegó la hora de Revelino, a quien conocimos en el documental de Rodolfo Muñoz “Tarjeta Roja”, en el cual, para demostrar el racismo marcado en nuestra sociedad se presenta a rentar un departamento y hace los contactos por teléfono, es más, lo hace con su acento casi extranjero pero al llegar al sitio con el dueño de casa de frente, éste le niega, le miente, le margina por negro; hasta se asusta al verlo.

 

Y así comenzó su intervención: “he sentido más racismo aquí en Ecuador que en Europa o la propia África, allá no hay racismo, todos somos negros, dijo este afrodescendiente que tiene una voz impecable y que le permitió cantarnos “Nakupenda Malaika, Mi ángel, para ti”, en Suajili.

 

Le dije a mi vecino: me transportó allá, a la tierra dónde nació la especie humana.

 

“El amor es el fin de la comunicación y eso no se cumple en los medios modernos con géneros comerciales que se venden como originaros, es que hay sonidos originales que perdieron su significado, por ejemplo el sonido del tambor, se ha vuelto un sonido vulgar cuando para nosotros es un medio de comunicación, con el tambor convocamos, nos reunimos, celebramos, saludamos, hoy ese significado se perdió en los géneros del comercio de la música” sostuvo Revelino.

 

Continuó: “Por ello un cantautor sino dice la verdad con sus composiciones está engañando, ustedes no escuchan en los géneros modernos que un cantante te pida no arrojar plásticos al mar ni a los ríos, es más, el sistema nos ha enseñado a buscar al mentiroso, a él se le paga mejor por cantar mentiras y le decimos, ven con tu arte a mentirnos a engañarnos”.

 

“Estamos perdiendo conciencia de quienes somos, vamos a la extinción, al dañar la naturaleza vamos a la desaparición de todo, de la cultura que será lo primero, de la especie humana y la naturaleza, a la desaparición del África de dónde nació todo, de ahí nació la música, la vida, la especie humana, el canto, el amor y respeto a la Pachamama, las lenguas, por eso el África es el verdadero viejo continente no Europa, ellos nos saquearon.

 

Así de contundente fue Revelino.

 

Increíble, haber tenido la oportunidad de escuchar cuatro voces plurales del mundo con tanta belleza y decir cosas crudas, duras pero sensatas, dramáticas pero verdaderas.

 

Y así nos despedimos de este conversatorio hasta el próximo año 2017, con un café calientito, humitas y quimbolitos.

 

http://espejolibertario.com/?p=2615

https://www.alainet.org/es/articulo/182390
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