Diego Rivera, sobre el Ratón Miguelito

13/07/2016
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A

“Recuerdo innumerables cosas que se hacen en México con el propósito de ser destruidas –esculturas de azúcar hechas para ser comidas; esculturas de cartón y papel elaboradas especialmente para ser rotas y quemadas (los Judas). Y esas cosas son las que poseen el mayor valor plástico del arte mexicano”.

 

Así se refería Diego Rivera del arte popular mexicano (que no artesanía) hace más de 80 años, vis a vis con las caricaturas animadas que empezaba a producir Hollywood, visto como una manifestación de arte popular, pero con una función ideológica determinada. Una ideología que desmontarían Ariel Dorfman y Armand Mattelart en su texto: Para leer al pato Donald (1972).

 

Las primeras formas de arte reconocidas son las pinturas rupestres. Son figuras, apenas esbozos, de animales que cazaban, que con el paso del tiempo se volvieron expresiones para el consumo de las masas. De su desarrollo –como arte e ideología— se encargó el sistema, que a manera de antiguas fábulas, presentaban las diferencias entre bien y mal, y con ello una moral, en la que los personajes son animales, reconocibles y cercanos, como perros, ratones o pájaros. Superratón contiene el mismo mensaje que Superman.

 

En el marco del 130 aniversario del nacimiento de Diego Rivera (1886-1957), el Museo Mural Diego Rivera presenta la exposición Diego Rivera: re-visiones de Norteamérica, un conjunto de 193 obras, entre dibujos, grabados y pinturas, que realizó el artista oriundo de Guanajuato durante sus estancias en Estados Unidos (San Francisco, Detroit y Nueva York), donde hizo sendos murales, entre 1930 y 1940.

 

Entre el material expuesto, aparece un artículo que escribió Diego Rivera sobre Mickey Mouse o Ratón Miguelito, de 1932, que rescató Irene Herner, que conserva, y que después de ocho décadas, conserva su vigencia.

 

Los dibujos animados, advierte Diego Rivera, “son productos sociales de la mayor eficacia, dibujos gozosos y simples que logran hacer descansar a hombres y mujeres agobiados (…) No es el estilo, sino la estandarización de los detalles del dibujo, la infinita variedad de agrupamientos, como en los frisos pintados de los egipcios y en la cerámica de los griegos; y a todo ello se añade la cualidad del movimiento. Y su representación en el cine, que de acuerdo con la opinión del señor Eisenstein, es el único arte de hoy”.

 

Rivera creía que desaparecidas “las películas revolucionarias de hoy” (sic), junto a otras manifestaciones artísticas, sobrevivirían sólo esos dibujos animados, que seguirán divirtiendo a chicos y grandes. De su poder e influencia, “los estetas de ese día encontrarán que Mickey Mouse fue uno de los héroes genuinos del arte estadunidense de la primera mitad del siglo XX, en el calendario anterior a la revolución mundial”. Una revolución mundial, socialista pues, que muchos artistas e intelectuales vislumbraban posible en la década de los 30 del siglo pasado.

 

Tendrían que pasar ocho años, en 1940, para la definitiva consagración de Miguelito como icono de la cultura de masas, con la película de Walt Disney: Fantasía. Memorable el episodio de El aprendiz de brujo…  que así se comportan los hacedores de la política económica, que tienen, hoy, deshilachada la economía. ¿De risa loca?


 

https://www.alainet.org/es/articulo/178780

Del mismo autor

Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS