Snowden, Obama y el IV Reich

24/03/2015
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Snowden snowden small
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Conté el público presente en la sala del pequeño cine de Porto, Portugal, que exhibía el documental Citizenfour. Eran solamente 19.

 

¿Por qué tan poca gente?

 

Yo conocía la respuesta:

 

La gran mayoría de los portugueses (el panorama no es diferente en muchos países) desconoce la peligrosa amenaza que la estrategia de poder de EEUU representa para la humanidad.

 

Es muy difícil conseguir que centenas de millones de personas, monitoreadas por la gigantesca máquina de desinformación mediática controlada por Washington, tome consciencia de que los valores de la llamada «democracia norteamericana» son hoy un arma de propaganda. Y que en este comienzo del siglo XXI, la Casa Blanca, el Pentágono y la Agencia Nacional de Seguridad- NSA montaron un engranaje diabólico, prácticamente incontrolable, para dominar el planeta a través del espionaje informático.

 

Citizenfour es el nombre de código de Edward Snowden en el documental en que la cineasta y periodista estadounidense Laura Poitras resume en lenguaje fílmico la historia del joven informático que reveló al mundo la existencia y el funcionamiento del monstruoso sistema de espionaje creado por la NSA, cuyos tentáculos abarcan el mundo.

 

Lo importante en la película no es su calidad, si no el desenmascaramiento de la amenaza a la humanidad.

 

Snowden se había refugiado en un hotel de Hong Kong cuando, después de prudentes contactos por emails encriptados, aceptó encontrarse en esa ciudad con Laura y el periodista norteamericano Glenn Greenwald, columnista del diario británico Guardian.

 

Consciente de que estaba ya bajo vigilancia, entregó a los dos documentos secretos en su poder.

 

Cuando Greenwald, con su aprobación, empezó a publicarlos en el periódico inglés, quedó trasparente que el sistema de vigilancia de la NSA, elogiado por el presidente Barack Obama, es en realidad una poderosa máquina de espionaje de dimensión planetaria. El escándalo adquirió proporciones mundiales cuando el Washington Post, el semanario alemán Der Spiegel y la BBC decidieron también divulgar pruebas indesmentibles de las actividades ilegales de la NSA, criminales según el derecho internacional. Hasta la canciller Ángela Merkel, entre otros aliados de EEUU (incluyendo a Dilma Roussef y al propio Cameron), eran blanco del espionaje de la NSA.

 

La protesta de Berlín obligó Obama a presentar disculpas a Merkel; ella, tan hipócrita como el presidente norteamericano, simuló creer en la garantía de que la NSA no volverá a espiar su computadora.

 

La película de Laura Poitras ilumina bien el cinismo del actual presidente de EEUU, más peligroso para la humanidad que Reagan y los Bush, padre e hijo. Obama no solamente atacó agresivamente a Snowden, afirmando que no es un patriota y sí un traidor, si no que aprobó la persecución judicial al ex funcionario de la NSA. Para incriminarlo invocaron una ley de la época de la I Guerra Mundial aplicable a desertores y terroristas. En el Congreso, destacados parlamentarios exigieron la cabeza de Snowden y en grandes medios surgieron sugerencias para que lo asesinen.

 

En Hong Kong, Snowden se dio cuenta de que sus probabilidades de sobrevivir serian mínimas si continuase allí. Le habían cancelado incluso el pasaporte estadounidense, transformándole en apátrida.

 

El documental de Laura Poitras describe los esfuerzos de Greenwald y otros amigos para sacar a Snowden de China mientras pedía asilo a muchos países. Solamente Venezuela y Bolivia atendieron su petición, pero viajar hacia esos países era de alto riesgo por el control que EEUU mantiene del espacio aéreo atlántico.

 

La ayuda de Sonia Bridi, una periodista de Wikileaks, y de Julián Assange, fue decisiva para meterlo en un avión de Aeroflot que lo desembarcó en Moscú.

 

El desenlace, por ahora, de la historia es bien conocido. Snowden permaneció por muchas semanas en la zona internacional del aeropuerto de la ciudad hasta que el gobierno de Putin, ignorando las presiones de Washington, le concedió asilo político en Rusia.

 

El escaso número de espectadores que la película de Laura Poitras ha atraído en Portugal comprueba la dificultad, mencionada al inicio de este artículo, para desmontar la máquina de desinformación del imperialismo. El sistema de los Cinco Ojos que transforma la mentira en verdad, sistema en que el Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda participan como cómplices de la NSA, colabora desde luego activamente con la NSA y la CIA.

 

Hay que subrayar que el satanismo de la Agencia de Seguridad de EEUU funciona sin embargo como incentivo a la lucha contra el engranaje del sistema de poder que gradualmente está transformando a EEU en un Estado totalitario con matices neofascistas.

 

No instaló campos de concentración en su territorio, no construyó cámaras de gas ni hornos crematorios, pero bajo una fachada democrática hace de su sistema de espionaje electrónico el instrumento de un poder hegemónico, legaliza la tortura, promueve guerras genocidas y golpes de Estado, somete a saqueo los recursos naturales de decenas de pueblos, y siembra el terrorismo por el mundo.

 

En este inicio del Siglo XXI, sus actos e ideología justifican que identifiquen en él un IV Reich.

 

 Vila Nova de Gaia, 21 de Março de 2015

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/168398
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