Yankee come home!

01/08/2010
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La permisividad de la Asamblea Legislativa costarricense para que Estados Unidos acentúe la militarización de su ‘voluntad de lucha’ contra el narcotráfico incluyendo en un “patrullaje conjunto” barcos de guerra y una fuerza de más de 18.000 infantes de marina con Licencia James Bond, no podía sino despertar opiniones encontradas y, como toca, muchas de ellas atontadas.
 
Desde la más tierna que dice don’t worried, los gringos solo recogerán la droga del mar, apresarán a los malos y llegarán a las playas ticas a tomarse una foto y a entregar lo capturado a las autoridades locales, hasta la que ve en el asunto una violación de la soberanía nacional realizada ya por quienes aprobaron la ejecución de la fase actual del convenio (mayoría de la Asamblea Legislativa), o por quienes se oponen allí a este acto y han presentado un recurso a la Sala IV o ¡por el narco! A quienes “argumentan” lo último podría preguntárseles qué droga toman, porque es malita.
 
En realidad el narcotráfico es un negocio ilegal. Una actividad empresarial ilícita. Tal como evadir impuestos es un “buen negocio” también ilegal. Nadie diría que quien elude impuestos, “blanquea capitales” o descuartiza cadáveres de gente que estaba viva hasta que el descuartizador la asesinó (esta es una idea para Telenoticias), viola la soberanía de Costa Rica. Ninguno de estos pillos lo hace y la prueba a la vista es que si el asesino es apresado (por algún motivo solo a él lo persigue la policía) de inmediato su abogado demanda un “proceso justo”. Esto porque los delincuentes no aspiran, normalmente, al poder del Estado sino a arrendarlo (leasing) para que les den protección en las maduras y en las duras. ¿Qué desea un capo de la droga colombiano o mexicano? Que el ‘sólido’ Estado colombiano o mexicano lo proteja de la extradición que pide el Estado de EUA. Por supuesto, la escena puede cambiar. Pero es la ‘normal’ si los negocios van bien.
 
Este artículo no se interesa en si al negocio le va bien o menos bien. Mal no le puede ir porque el producto tiene gran demanda. Lo central es que el voto de un grupo de diputados es hórrida opción en el largo plazo. Asocia más a Costa Rica con una guerra perdida. EUA gasta en ella miles de millones al año y obtiene una débil y porosa contención y un inevitable revés estratégico. Fétido asunto.
 
Por eso se sugiere aquí lo que sería un buen trato tanto para Costa Rica como para EUA. Como se sabe, el tráfico material de drogas ilegales es una parte de la empresa. Otra, la mejor, es el “lavado de dinero”. Sitios dilectos para lavar dinero son los “paraísos fiscales”. Costa Rica es uno de estos paraísos. Lo aseguran EUA, Francia y la OCDE, que es una organización internacional. Se llega a paraíso fiscal básicamente por la flojedad tributaria y por negar información financiera que permita saber a quien pertenece el dinero y de donde proviene. Costa Rica destaca en ambos.
 
El negocio con los gringos sería como sigue: ellos designan un equipo de   expertos del Departamento del Tesoro, lo articula con regios académicos de universidades como Harvard, Yale, etc., añade estrellas del Departamento de Justicia y el FBI (total 200 ó 300 efectivos, no son necesarios 18.000) y los envía a Costa Rica en donde tendrían tanta libertad como la que se da a los marines. O sea, pueden hacer lo que se les antoje.
 
Su trabajo consistiría en determinar en ocho meses quienes evaden aquí impuestos que deberían pagar y cómo se lava dinero en Costa Rica y qué instituciones y personas se benefician de ello. La pesquisa incluiría a quienes eluden los salarios de ley. Avanzada la búsqueda, se procedería a la detención de maleantes y cómplices, al cierre perpetuo de las instituciones implicadas y se llevaría a los acusados a EUA para su juicio y posterior cárcel. Las penas oscilarían entre 10 y 100 años, irremisibles. Costa Rica acordaría la legislación que permitiría estos castigos. Como broche, los gringos nos dejarían una reforma tributaria a ver si el Estado se encarga de sus tareas básicas y deja de andar mendigando.
 
Lo malo del plan es que pronto banqueros, narcos, contadores y funcionarios volverían a lavar dinero. Es parte de la escalada que lleva a la derrota estratégica. Si hay narco, será negocio blanquear su dinero. Pero al menos EUA refrescaría algo su cara, Costa Rica se modernizaría fiscalmente y muchos peces obesos tendrían lo que siempre han merecido y la “soberanía” local no les ha podido dar.
 
- Helio Gallardo es filósofo chileno y catedrático de la Universidad de Costa Rica.
https://www.alainet.org/es/articulo/143172
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