La cumbre presidencial de Monterrey

10/01/2004
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La segunda semana de Enero del 2004 se realiza en la ciudad mexicana de Monterrey, una reunión especial de Presidentes de las Americas, una 'Cumbre Extraordinaria' la denominaron. La agenda prevista es: crecimiento económico con equidad, desarrollo social y gobernabilidad democrática. Hay en los últimos tiempos la tendencia a la 'diplomacia presidencial', lo cual explica la proliferación de reuniones de distinto tipo; en lo que concierne a la región tenemos las cumbres presidenciales de la Comunidad Andina, las del Grupo de Río, las Iberoamericanas y de las Americas. Y a pesar de contar con muchos apologistas que consideran que la presencia cara a cara de los Presidentes o Jefes de Estado permite avanzar más en los temas y combinar el escenario multilateral de la reunión, con los encuentros bilaterales. Sin embargo, hay cada vez más críticos que consideran que la mayoría de dichas reuniones son más formalidades que escenarios de decisión importante –entre otras cosas, porque la declaración que normalmente se firma ha sido previamente negociada palabra a palabra y párrafo a párrafo, por los equipos técnicos y especialistas de los diferentes países-. A pesar de lo interesante del enunciado de la agenda, pero que igualmente pueden ser palabras vacías de contenido, la verdad es que para muchos analistas y probablemente Jefes de Estado y de Gobierno, no es muy claro el sentido de esta 'Cumbre Extraordinaria' -las anteriores se realizaron en Miami en 1994, Santiago de Chile en 1998 y Québec en el 2001 y estaba prevista una Cuarta Cumbre en Argentina en 2004-. Algunos consideran que el gobierno de George W. Bush quiere lograr una declaración que refuerce el proyecto ALCA –en principio esta fue el tema que se planteó para justificarla-, pero otros señalan que difícilmente después de la reunión de Ministros en Miami el año anterior en la cual se terminó planteando la propuesta conocida como 'ALCA Light' o a la carta - acompañada con tratados bilaterales, como el de Chile, Centroamérica y para el cual Colombia y otros países andinos hacen cola-, no parece probable que hayan cambios sustanciales que permitan modificar esta decisión, especialmente en los dos polos relevantes de la negociación, Estados Unidos por un lado y Brasil liderando los países del MERCOSUR por el otro. El terrorismo, que es un tema reiterativo después del 11-9 tampoco es suficiente justificación –no está además explícitamente propuesto como tema, porque ya todos los países americanos han reiterado su rechazo al mismo y su compromiso en la lucha común. Algunos analistas han venido planteando –en especial en México-, que probablemente va a ser un escenario que utilizaría el Presidente Bush para plantear algunos cambios en la reglamentación de la política de inmigración, tema de gran sensibilidad para México y en menor medida para otros países de la región que tienen un volumen sustancial de trabajadores en condiciones de ilegalidad o por lo menos de irregularidad. Esto tendría un doble efecto, por un lado tratar de ganar las simpatías del cada vez más importante voto hispano en las elecciones presidenciales del presente año y al mismo tiempo mostrar que una vez concluida las faenas en el Oriente Medio, la región latinoamericana vuelve a ser un área de preocupación para el gobierno norteamericano. Habrá que estar atento a los resultados de la misma y al contenido de la 'Declaración Final', -a la cual sin duda habrá que agregarle las declaraciones protocolarias de apoyo a diversos temas específicos que los distintos gobiernos tratan de conseguir-, para concluir si se trató de una reunión más de trámite o si por el contrario se dieron acuerdos y virajes fundamentales para el desarrollo de las Americas. Cosa poco probable en los actuales momentos. * Alejo Vargas Velásquez. Profesor Universidad Nacional.
https://www.alainet.org/es/articulo/109069
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