Partidos políticos, representación y gobernabilidad

29/11/2003
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Todo indica que el interés y el reconocimiento de la importancia de los partidos políticos vuelve a colocarse como un tema relevante de análisis y reflexión, después de un período en que supuestamente lo in en algunos sectores era despotricar de los partidos, asimilándolos a todo lo negativo existente en la política. Esta tendencia produjo una gran desconfianza de la sociedad en los partidos y en la política y abrió posibilidades a los llamados antipolíticos, es decir aquellos que hacían política justamente criticándola; pero la experiencia mostró que esos espontáneos y advenedizos, conocidos como outsiders, no eran solución para una buena política y por el contrario eran una fuente adicional de preocupación e incertidumbre. Una cosa es que haya partidos que no cumplen adecuadamente su función y otra muy distinta es que se vaya a desconocer el importante papel que cumplen en una sociedad democrática. Los partidos son los encargados de representar y canalizar los intereses de la diversidad social; por ello, en una democracia, se requiere un sistema de partidos que refleje justamente esas diversas opiniones y matices que van desde la izquierda hasta la derecha, pasando por el centro. Y ahí justamente está una de los primeros desafíos de los partidos políticos: ser capaces de representar de manera adecuada la diversidad de intereses de las sociedades modernas. Por ello, deben ser organizaciones abiertas, -en las cuales los ciudadanos pueden entrar o retirarse-, democráticas –esto es, dónde las definiciones políticas y la elección de sus dirigentes se den con la participación amplia de sus afiliados-, y por supuesto comprometidas con sus programas y sus propuestas políticas y con disciplina en sus bancadas de representantes en las corporaciones públicas. Es decir, el reto más importante de los partidos es que realmente representen a quiénes dicen hacerlo; esto significa tener legitimidad de los ciudadanos y para ello deben luchar de manera permanente por erradicar de las prácticas políticas distorsiones como el clientelismo y actividades delincuenciales como la corrupción. Los partidos políticos son fundamentales para garantizar una gobernabilidad democrática, que se entiende como la adecuada y dinámica relación entre sociedad y gobierno en la cual hay una respuesta pronta a las demandas sociales, por parte del gobierno y en contraposición los ciudadanos le dan legitimidad a las instituciones. Ahora bien, esta gobernabilidad, en democracia supone la necesidad de colocar la política al comando de la relación sociedad-gobierno y esto es lo que fundamentalmente deben realizar los partidos políticos. La negociación política es la actividad esencial de los partidos y del gobierno en los organismos de representación plural (que no es repartir puestos ni prebendas a cambio de apoyos), sino la controversia de propuestas y la búsqueda de alternativas de consenso. No se trata de imponer simplemente mayorías, a como de lugar, sino buscar los mayores niveles de acuerdo posibles. Esta es la actividad política por excelencia y la que debe guiar las relaciones entre el Ejecutivo y el Congreso. Es por ello que se requieren partidos políticos organizados, serios y responsables, tanto de derecha, como de centro, o izquierda, para que la pluralidad social tenga canales de representación y para lograr de esta manera que haya posibilidad de mantener una gobernabilidad democrática, esto es, la que se fundamenta en la legitimidad, la eficacia, y la transparencia de la gestión de gobierno. Y a ello deben contribuir los partidos de manera fundamental, tanto los que ganaron las elecciones y están en el gobierno –apoyando la ejecución de las políticas públicas-, como los que perdieron haciendo oposición, que es el mecanismo por excelencia del control político, que es un antídoto contra la corrupción y los desborde de poder. * Alejo Vargas Velásquez. Profesor Universidad Nacional.
https://www.alainet.org/es/articulo/108913
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