Sin libertad de expresión no hay democracia

07/10/2010
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Más allá de que usted sea o no periodista, que trabaje o no en un medio de comunicación, que esté o no de acuerdo con el gobernante de turno, la libertad de expresión es un derecho que consta tanto en la Constitución Política del Estado Ecuatoriano como en varias declaraciones que sobre este tema se han firmado en todo el mundo. Por ende, está por encima de los intereses económicos de los grupos de poder, por encima del capricho de las autoridades y la estreches del pensamiento de aquellos que intentan acallar la voz del pueblo. Desde mediados de este año, el tema de la libertad de expresión cobró inusual importancia y actualidad tras la serie de cuestionamientos públicos hechos por el presidente de la República, Lucio Gutiérrez Barbúa, en contra de la prensa y los periodistas, a quienes los acusó de chismosos, mentirosos y falseadores de la verdad, y que a su criterio, este sector, está boicoteando su trabajo gubernamental. Pero estas peligrosas acusaciones no fueron solas, se presentaron con la condición hecha por el presidente Gutiérrez de ratificar la Declaratoria de Chapultepec , siempre y cuando la prensa se ponga de acuerdo sobre la obligatoriedad de afiliarse a los gremios profesionales para ejercer el periodismo. Sin embargo, más allá de quienes con justa razón salieron de manera inmediata a la palestra pública a defender el derecho que tienen los periodista o comunicadores sociales a ejercer su profesión, independientemente de que estén o no afiliados a un gremio, la amenaza en contra de la libertad de expresión no se queda ahí, puesto que se intentaría violar los artículos 23 y 81 de la Constitución, donde se garantiza a todos los ciudadanos, sin excepción, el derecho a acceder a las fuentes y buscar, recibir, conocer y difundir la información de los acontecimientos de interés general. Los medios de comunicación comerciales del Ecuador, al igual que los periodistas, no son un destello de virtudes y por consiguiente, muy lejos están de ser víctimas inocentes de la serie de atentados en contra de su actividad. Como ha sucedido en varios países latinoamericanos, incluido el nuestro, principalmente en la caída de los dos regímenes anteriores , la prensa, en especial la televisión, utilizó un doble comportamiento político al manejo de la información, uniéndose al descontento popular sólo cuando vieron que ya no podían sostener al régimen, hablamos de Jamil Mahahuad porque en el caso de Abdalá Bucaram la actitud fue a la inversa, sin que los dos se libren de ser parte de la galería de corruptos en el Ecuador. Ahora, Lucio Gutiérrez Borbúa, estaría pasándoles la factura a los medios de comunicación tras una campaña en su contra que provino de ese sector y que busco ser ablandada cuando el Presidente decidió retomar los paquetes publicitarios a favor de estos medios. Pero, al parecer, el "resentimiento" o la consigna consciente del Primer Mandatario con la prensa no va quedar sólo en palabras sino en hechos, llevándose consigo a todos los ciudadanos sin excepción. Y el régimen gutierrista no es el único que ha buscado amordazar a quienes utilizan la pluma para orientar. Sin ser irónicos, aunque debemos reconocer que la prensa se caracteriza por serlo y está muy bien, coincidencialmente los misiles de la mordaza a la palabra surgen de uno de los hombres más "bravos" de la derecha ecuatoriana, su nombre León Febres Cordero, líder del Partido Social Cristiano, PSC, y ex presidente de la República , con quien Lucio Gutiérrez mantuvo por lo menos una conversación en privada a inicios de este año. Ahora todos hablan de un acuerdo entre estos dos sectores políticos sin que hasta la fecha lo hayan reconocido, pero que en la práctica se ha podido evidenciar a través del apoyo continuo del PSC a las políticas del actual régimen, en particular con la aprobación de la Ley de Servicio Civil y Carrera Administrativa, el pasado 25 de septiembre del 2003. El juicio planteado por Febres Cordero en contra del editorialista del Diario El Comercio, Rodrigo Fierro y que terminó con una sentencia previa de 6 meses de cárcel, sería un mensaje, no sólo a los medios de comunicación y a quienes en ellos laboran, sino a todos los ecuatorianos de que los aliados, Gobierno – PSC, no se irán por las ramas cuando de defender sus intereses se trate. Retomando el tema de los acuerdos existentes que respaldan la libertad de expresión, incluso antes de que nuestro país existiera como República, recordemos los siguientes: Declaración Universal , Conferencia de San Francisco, Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre , Declaración Universal de los Derechos Humanos , Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos , Convención Americana sobre los Derechos Humanos y Código Internacional de Ética , por dar unos cuantos ejemplos. Pero frente a todo ésto, cuál ha sido y es el papel jugado por los periodistas ecuatorianos a lo largo de la historia? Quizás muchos colegas no quieran recordar a insignes personajes de la talla del eterno perseguido político Eugenio de Santa Cruz y Espejo y su primer periódico denominado "Primicias de la Cultura de Quito"; Juan Montalvo y "Mi pluma lo mató" cuando Faustino Rayo asesinó a García Moreno, más "Las Catilinarias" y su "Cosmopolita"; a un José Peralta y a cientos de periodistas "empíricos" que haciendo prevalecer el derecho a la libertad de expresión dejaron huellas en la ciudadanía, por sobre la consigna de clase, de evitar que estos quijotes del pueblo sobrevivan como un ejemplo en la historia para las futuras generaciones. Los periodistas debemos "ponerle el cascabel al gato". Los dirigentes de los diferentes gremios de este sector importante de la sociedad han venido utilizando este eslogan, como los políticos lo hacen cuando ofrecen mejores días a los pobres; ni los unos ni los otros han consolidado aquellas promesas que surgen al calor de las campañas con dirección al poder; y tal parece que periodistas y políticos, no sabemos si con diferentes objetivos, utilizan las palabras para caer en la demagogia, pero lo que sí es reprochable en nuestros colegas, no todos claro está, se valgan de un discurso propositivo y revolucionario para engañar a sus agremiados y a toda la comunidad. Por ejemplo, como entender que Flora Proaño, presidenta de la Unión Nacional de Periodistas, UNP, apruebe los diez artículos del Acuerdo de Chapultepec, menos con el octavo que hace referencia a que no es necesario que los reporteros estén agremiados para ejercer su profesión, coincidiendo con el presidente Lucio Gutiérrez que opina lo contrario. ¿A caso hay temor de que organizaciones como la Unión Nacional de Periodistas, el Colegio de Periodistas, la Federación de Periodistas y otros gremios desaparezcan por la falta de credibilidad de los profesionales de esta rama? En un país donde nuestros líderes políticos, sociales y económicos se llenan la boca afirmando que el Ecuador es una nación libre y soberana, ha quedado lejos de serla por el peso de los hechos, donde los medios de comunicación junto a sus trabajadores incondicionales, no todos insistimos, han manejado los hilos quizás no del poder pero de los acuerdos con el poder para mantener posturas dóciles con aires de complicidad. No todos estamos inmersos en esta cloaca política, sin embargo directa o indirectamente somos cómplices pasivos cuando nos volvemos sordos, ciegos y mudos frente a los teques y manejes que se dan en las oficinas del Palacio de Gobierno, del Congreso Nacional y otras altas instancias del Estado.
https://www.alainet.org/es/articulo/108506
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