La administración norteamericana es una bestia sedienta de sangre

11/02/2003
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A principios de año fui operado de cáncer. La cirugía y sus efectos me provocaron una pesadilla. Sentí que no podía nadar bajo agua en un interminable, oscuro y profundo océano. Pero no me ahogué y me alegro de estar vivo. Sin embargo, supe que emerger de una pesadilla personal era entrar en una pesadilla pública infinitamente más avasallante - la pesadilla de la histeria, la ignorancia, la arrogancia, la estupidez y la beligerancia norteamericanas; la nación más poderosa que el mundo ha conocido, lidiando la guerra contra el resto del mundo. "Si no están con nosotros, están contra nosotros", ha dicho el presidente George W. Bush. También ha dicho: "No permitiremos que las peores armas del mundo permanezcan en manos de los peores líderes del mundo." Dices bien. Mírate en el espejo amiguito. Ese eres tú. Estados Unidos está desarrollando en este momento avanzados sistemas de "armamentos de destrucción en masa" y se prepara para usarlos donde crea necesario. Ellos tienen más armas que las que pueda amasar el resto del mundo. Ellos han rechazado todos los acuerdos internacionales sobre armas químicas y biológicas, denegando la inspección de sus propias fábricas de armamentos. La hipocresía tras sus declaraciones públicas y sus acciones es casi un chiste. Estados Unidos cree que las 3,000 muertes de Nueva York son las únicas muertes que cuentan, las únicas muertes que importan. Son muertes "americanas." Las otras muertes son irreales, abstractas, de ninguna consecuencia, según ellos. Las 3,000 muertes causadas por ellos en Afghanistán nunca se mencionan. Los cientos de miles de niños iraqueses muertos gracias a las sanciones norteamericanas y británicas que los han privado de medicamentos esenciales nunca se mencionan. Los efectos del uranio reducido, usado por Estados Unidos en la guerra del Golfo nunca se mencionan. Los niveles de radiación en Iraq son alarmantes. Nacen bebés sin cerebro, sin ojos, sin genitales. Donde van los oídos tienen la boca o el recto, lo que mana de esos orificios es sangre. Las 200,000 muertes causadas en Timor Oriental en 1975 por el gobierno indonesio que Estados Unidos inspiró y apoyó, nunca se mencionan. Las 500,000 muertes en Guatemala, Chile, El Salvador, Nicaragua, Uruguay, Argentina y Haití, en acciones apoyadas y subsidiadas por los Estados Unidos, nunca se mencionan. Los millones de muertos en Vietnam, Laos y Camboya nunca se mencionan. ¡Pero qué malinterpretación del presente y qué perversión de la historia es ésta! * Discurso pronunciado por Harold Pinter, uno de los más prestigiosos dramaturgos contemporáneos de la lengua inglesa, al recibir un título honorario de la Universidad de Turín, Italia. Y se publicó en el Daily Telegraph, Londres, 11 de diciembre de 2002.
https://www.alainet.org/es/articulo/106984
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