Jornadas antiALCA en la Mitad del Mundo

25/11/2002
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Seattle, Praga, Génova, Davos, Washington, Quito... Las estaciones de las "dos" globalizaciones tienen destino paralelo. Bajo la divisa "Otra América es posible" se congregaron en la capital ecuatoriana, entre fines de octubre y principios de noviembre del 2002, decenas de miles de militantes contra la globalización corporativa y, específicamente, contra el Area de Libre Comercio de las América (ALCA). La nueva cita de los críticos de la globalización corporativa tenía el propósito inmediato de rechazar un cónclave ministerial de los 34 países del continente inscritos en el proyecto "anexionista" de Washington. A las Jornadas de Resistencia Continental al ALCA confluyeron heteróclitos contingentes demográficos: campesinos, ecologistas, activistas de los derechos humanos, sindicalistas, pequeños empresarios, artesanos, dirigentes barriales, académicos, líderes religiosos, afroamericanos, estudiantes, niños, jóvenes, adultos, feministas, gays, delegados del Bloque Centroamericano de oposición al Plan Puebla Panamá y de las campañas de los Sin Tierra y Jubileo Sur… Con sus mensajes cosmogónicos, wipalas, rostros pintados y danzas ancestrales, los indígenas de los países andinos se convirtieron en los protagonistas del encuentro, que se desenvolvió con el telón de fondo de los recientes triunfos electorales de Luiz Inácio"Lula" da Silva en Brasil y Lucio Gutiérrez en Ecuador. En contraste con la frigidez y el metalenguaje tecnocrático del encuentro ministerial, las acciones antiALCA serán recordadas por su tono festivo, creatividad y trascendencia. Una misa protesta oficiada por Demetrio Valentine, obispo de Sao Paulo, inauguró el evento la tarde del 30 de octubre. El día siguiente se cumplió el acto central de la programación: la marcha contra el ALCA. Fue cuando, desde horas tempranas, los peregrinos inundaron con sus emoción y su rebeldía el tradicional parque de El Ejido. "Los gringos quieren llevarse la tierra y el agua a manos lavadas", declaraba a un canal de TV un comunero de Cayambe. "Vine a Quito porque con el ALCA mis hijos van a quedar sin comer", sollozaba una joven mujer boliviana con su crío en la espalda. "Si los gobiernos no protegen a la producción agrícola, los indios vamos a quebrar", comentaba Gerardo Sumí, emberá colombiano. El nutrido desfile por la dignidad y el pan partió del edificio de la Casa de la Cultura, sita en el mencionado escenario forestal. Al frente de los marchistas habíase colocado una decena de indios saraguros portando una inmensa bandera cruzada con los colores del arco iris. Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz; Leonidas Iza, presidente de la CONAIE; Evo Morales, el carismático líder de los cocaleros del Chaparé; Luis Macas, rector de la Universidad de los Pueblos… encabezaban la protesta. Música, cantos, bailes, exaltaciones, imprecaciones… Las incontables pancartas se constituyeron en un gigantesco mural contestatario. "El ALCA es la muerte", rezaba el cartel de un manifestante vestido de esqueleto. "Sí a la vida, no al ALCA", "El ALCA es economicidio", "FMI: Fundamentalismo Monetario Internacional", "Bush terrorista", "Alto al fascismo liberal", "Alto a la flexplotación laboral", "ALCA: Acuerdo para Legalizar la Colonización de nuestra América", "ALCApone", "ALCAeda", "ALCArajo", "Viva el chocho y el maíz, fuera Mc Donald's del país", "No a las vacas locas, no a los transgénicos", "La Patria Grande no está en venta", "No a la usura". Un iconoclasta "¡No al ALCA!" podía leerse en las posaderas desnudas de un grupo de adolescentes plantados frente al exclusivo Swissotel. Cuando los manifestantes se aproximaban al Marriot, principal sede de la cita oficial, a entregar un memorial de agravios preparado por ONGs ecologistas, un operativo de más de cinco mil policías montado por el régimen de Gustavo Noboa disolvió la protesta pacífica de los disidentes, dejando un saldo de decenas de heridos, asfixiados y detenidos. La campaña contra la integración-desintegradora se clausuró el l de noviembre, con una Asamblea General de las Organizaciones Sociales del Continente realizada en el campus de la Universidad Salesiana bajo la presidencia de la dirigente quichua Blanca Chancoso, delegada ecuatoriana al Foro Social Mundial. Al término de sus deliberaciones, los asambleístas emitieron la Declaración antiALCA que precisa los peligros de proyecto made in USA en los siguientes puntos: "l. Pretende dar trato igual a países completamente desiguales, lo que solo puede producir más desigualdad. Busca dar tratamiento igual al pequeño productor latinoamericano que a las grandes corporaciones estadounidenses; se pretende hacer competir al empobrecido agricultor latinoamericano con los agricultores altamente subsidiados del Norte; se nos hace así perder seguridad y soberanía alimentarias. 2. Se les brindan todas las garantías a los grandes inversionistas mientras se les niega cualquier protección a los sectores vitales y estratégicos de las economías menos desarrolladas, y se les otorgan superderechos a las corporaciones al grado de que pueden incluso demandar a los estados ante cualquier medida que limite su insaciable sed de ganancias. 3. Pretende abrir la privatización y desnacionalización de áreas vitales para el desarrollo de la una nación, como la energía, la educación, salud y agua; los servicios públicos básicos pasan de ser un derecho a simples mercancías y se deja nuestro futuro a la suerte del mercado. 4. Legaliza el robo del conocimiento tradicional y se da derecho a propiedad sobre la vida y su reproducción al hacerle susceptible de patentes; se tiende a destruir nuestra identidad y diversidad". El documento concluye informando de una "Consulta popular continental" y anticipando un levantamiento a escala regional si se desestima el grito de los pobres. Las Jornadas, de otro lado, se convirtieron en caja de resonancia de patéticas denuncias. James Petras, conocido autor y catedrático de universidades norteamericanas, describió al ALCA como a "una forma de desplazar la toma de decisiones de gobiernos desprestigiados y débiles hacia una comisión regional que la liderará EE. UU…" En uno de los múltiples eventos académicos, los militares ecuatorianos retirados, general René Vargas y coronel Jorge Brito, relacionaron al ALCA con el incremento de bases estadounidenses en América Latina (Tres Esquinas en Colombia, Alcántara en Brasil, Manta en Ecuador) para, a pretexto de la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, "adentrarse en territorios ricos en petróleo, agua, oxígeno y biodiversidad". Para el ex parlamentario mexicano Gilberto López y Rivas un objetivo cardinal del ALCA "es instaurar una política de domesticación y desnacionalización de los ejércitos latinoamericanos, para convertirlos en cuerpos de Policía de los intereses económicos de los Estados Unidos". (El Comercio, l y 3 de noviembre del 2002). La identificación del ALCA como a la constitución esclavista que el Imperio pretende implantar en Nuestra América fue, sin duda, la idea que más se irradió desde estas tierras equinocciales. ¿Cuál es el porvenir para los hijos de Bolívar, Sanmartín y Tiradentes? El antropólogo brasileño Darcy Ribeiro habría perfilado el horizonte cuando, en uno de su múltiples escritos, profetizó que "cabrá a los pueblos atrasados en la historia una función civilizadora de los pueblos más evolucionados, tal como, en la paradoja de Hegel, cabía históricamente al esclavo el papel de combatiente de la libertad". * René Báez, Facultad de Economía de la PUCE Ecuador
https://www.alainet.org/es/articulo/106659
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