Que nuestros sueños maten la guerra Nosotros jóvenes colombianos y colombianas, queremos convocarle a usted a decidir y dejar constancia histórica ante el país, de que ni hoy ni mañana seremos herederos de una guerra; ni hoy ni mañana le apostaremos a las salidas violentas para resolver nuestros conflictos. Nuestra generación cree en la palabra, en el diálogo, en las soluciones pacíficas, políticas y democráticas. Esta es nuestra herramienta para superar el grave conflicto armado, social y político por el que atravesamos. Nuestra generación ha sido protagonista de desplazamientos forzados, secuestros, masacres y desapariciones forzadas. Ha sido marcada en campos y ciudades por la muerte de miles de compatriotas, todos igual de dignos y dignas e importantes. Es esta generación la que habla y le dice hoy al país que no cuente con nosotros para seguir apostándole a la destrucción de nuestro pueblo, al creciente armamentismo y al proporcional avance de la pobreza y de la injusticia social. Pensamos en nuestros hijos y en los que han de venir al reafirmar este propósito de construir un país solidario y justo. Si el día de mañana nuestro sueño se cumple con la participación de todos y todas, habremos triunfado y nuestros hijos nos los agradecerán; por el contrario, si nuestro sueño es quebrantado por las balas y es la guerra la que como hoy se impone, nos levantaremos en resistencia civil las veces que sea necesario. Hoy, debemos ser conscientes de que el único camino es la paz, no únicamente como el silenciamiento de los fusiles, sino además como el vuelco radical a la problemática social de nuestro país. Queda así nuestra constancia histórica. Por ello, para que el país lo sepa decidimos trabajar, marchar, gritar, reír y cantar, para dejar en claro que nuestra generación no está dispuesta a seguir poniendo más muertos. Y decimos NO A LA GUERRA. "Dulce es la guerra para quien no la ha vivido".
Erasmo de Rótterdam, siglo XVI.