Declaración de la Segunda Cumbre de los Pueblos de las Américas

18/04/2001
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Quebec, 19 de abril de 2001 ¡NO AL ALCA!
¡OTRA AMÉRICA ES POSIBLE! Nosotros, las delegadas y delegados de la Segunda Cumbre de los Pueblos de las Américas, afirmamos nuestra oposición al proyecto del Área de Libre Comercio de las Américas que se ha venido negociando conjunta y secretamente entre los jefes de Estado y de gobierno y el Foro de los Empresarios de las Américas. ¿Quiénes somos? Somos la Alianza Social Continental y venimos de todos los rincones de las Américas para que se escuche la voz de las organizaciones sindicales, populares, de medio ambiente, de mujeres, grupos de derechos humanos, de solidaridad internacional; de asociaciones indígenas, campesinas, de estudiantes y de grupos ecuménicos. Nosotros rechazamos este proyecto de liberalización del comercio y de las inversiones, de desregulaciones y privatizaciones. Nos oponemos a un proyecto neoliberal racista, sexista, injusto y destructor del medio ambiente. Nosotros proponemos la construcción de nuevas vías de integración continental basadas en la democracia, la igualdad, la solidaridad, el respeto al medio ambiente y a los derechos humanos.
Promesas incumplidas Desde la Cumbre de Miami de 1994, los jefes de Estado y de gobierno acordaron fortalecer la democracia y los derechos humanos, a apoyar la educación, y a reducir la pobreza en las Américas. Tras siete años, nada se ha hecho. La única agenda que ha prosperado, amparado por el déficit democrático, ha sido la negociación del Área de Libre Comercio de las Américas. No es la primera vez que los presidentes y jefes de Estado prometen un mundo mejor. No es la primera vez que nos piden a los pueblos de las Américas que esperemos los hipotéticos frutos del libre comercio. No es la primera vez que enfrentamos el incumplimiento de las promesas de los jefes de Estado. El proyecto del ALCA es un estatuto de derechos y libertades para los inversionistas, consagrando la supremacía del capital sobre el trabajo, transformando la vida y el mundo en mercancías, negando a los derechos humanos, saboteando la democracia y socavando la soberanía de los Estados.
Las asimetrías en las Américas Vivimos sin duda alguna en una América marcada por intolerables desigualdades e injustificables asimetrías políticas y económicas: * una población de 800 millones de personas, de las cuales cerca de 500 millones viven en América Latina y la mitad de éstas en la pobreza; * una deuda inaceptable de 792 mil millones de dólares americanos con los países del Norte, de los cuales 123 mil millones de dólares se destinaron al pago de la deuda sólo en el año 1999; * una concentración de capital, de tecnología y de patentes en el Norte; * Estados Unidos y Canadá concentran el ochenta por ciento del peso económico; * un mercado laboral donde una proporción alta de los empleos pertenecen al sector informal, un sector sin voz ni derechos y donde los derechos laborales son constantemente transgredidos. Los acuerdos de libre comercio agravan las desigualdades entre ricos y pobres, entre hombres y mujeres; entre los países del Norte y los países del Sur; y destruyen los vínculos ecológicos entre el hombre y el medio ambiente. El 20 por ciento de la población mundial consume el 80 por ciento de los recursos naturales del planeta. Estos acuerdos orientan la economía hacia la exportación en detrimento de las necesidades de las comunidades locales. Estamos presenciando la consolidación del poder económico y legal de las empresas en perjuicio de la soberanía de los pueblos. Los acuerdos de libre comercio pueden causar la fragmentación del tejido familiar y social, lo que tendrá repercusiones graves para el crecimiento y el desarrollo de los jóvenes. Los acuerdos de libre comercio favorecen la mercantilización de los bienes comunes de la humanidad y del planeta. La lógica neoliberal reduce al ciudadano a un simple consumidor. Esta lógica favorece la rentabilidad a corto plazo sin considerar los costos ambientales y sociales. Los acuerdos de libre comercio amenazan la agricultura local basada mayormente en el trabajo de las mujeres, bajo la presión de las grandes industrias agroalimentarias y de las políticas de dumping, poniendo en peligro la seguridad alimentaria. Los acuerdos de libre comercio propician la privatización sistemática de los servicios públicos tales como la salud, la educación, y los programas sociales mediante programas de ajuste estructural en los países del Sur y recortes presupuestarios en los países del Norte. Los acuerdos de libre comercio fomentan la marginalización de los pueblos indígenas y la apropiación de sus conocimientos con fines comerciales. Los acuerdos de libre comercio implican una creciente feminización de la pobreza y la exacerbación de las desigualdades ya existentes entre hombres y mujeres. Se incrementan considerablemente las desigualdades salariales, el trabajo en condiciones infrahumanas y a menudo degradantes sin derecho a la sindicalización, el trabajo no remunerado y no reconocido que supone hacerse cargo de una familia y de una comunidad; la violencia doméstica y el comercio sexual de mujeres que ha llegado a ser la tercera actividad más lucrativa después del tráfico de armas y de drogas. No hay posibilidad de llevar a cabo un acuerdo equitable en tal contexto.
Lo que nosotros queremos Queremos anteponer los derechos humanos y colectivos tal y como quedan definidos en los tratados internacionales sobre acuerdos comerciales. Estos derechos deben respetarse sin distinción ni exclusión basada en el género, orientación sexual, edad, etnia, nacionalidad, religión, convicciones políticas o condiciones económicas. Queremos el respeto absoluto de los derechos humanos que son universales, iguales e indivisibles. Queremos construir puentes entre los pueblos de las Américas, inspirarnos del pluralismo de nuestras historias y nuestras culturas, fortalecernos mutuamente en el ejercicio de una democracia representativa y participativa. Queremos experimentar una verdadera igualdad entre hombres y mujeres, asegurar el cuidado a todos los niños, respetar el medio ambiente, compartir las riquezas de manera solidaria y equitable. Queremos el respeto íntegro de los derechos fundamentales del trabajo, entre ellos el derecho a asociarse, el derecho a la negociación de convenios colectivos y el derecho a la huelga así como su aplicación a los trabajadores migrantes. Acogemos la Declaración de la Cumbre de los Pueblos Indígenas celebrada en Ottawa del 29 al 31 marzo de 2001 y reclamamos el reconocimiento de sus derechos fundamentales. Queremos Estados promotores del bien común, capaces de intervenir activamente para asegurar el respeto de todos los derechos humanos, incluyendo, para la mujeres, el derecho a una maternidad libremente consentida; para fortalecer la democracia, incluyendo el derecho a la comunicación; asegurar la producción y distribución de la riqueza. Queremos que los Estados garanticen el acceso universal y gratuito a una educación pública de calidad, a los servicios sanitarios y sociales, particularmente en lo que se refiere a los servicios destinados a las mujeres (maternidad, contracepción, aborto); eliminen la violencia para con la mujer y el niño; y velen por la defensa del medio ambiente para las generaciones presentes y futuras. Queremos inversiones socialmente productivas y ecológicamente responsables. Las reglas que se aplican a escala continental deben promover las inversiones que garanticen la creación de empleos de calidad en vez de las inversiones especulativas. Deben igualmente favorecer una producción duradera y una estabilidad económica. Queremos un comercio justo y equitativo. Exigimos la abolición del embargo estadounidense contra Cuba. Exigimos el cese inmediato del Plan Colombia, que militariza a toda la región y empeora la situación ya deplorable de los derechos humanos. Exigimos mecanismos democráticos para la adopción de cualquier posible acuerdo, lo que incluye su ratificación por referéndum. Acogemos con alegría las conclusiones de los diferentes Foros de la Cumbre de los Pueblos. Esas conclusiones enriquecerán nuestro proyecto alternativo para las Américas. Hacemos un llamamiento a los pueblos de las Américas a intensificar su movilización y en contra del proyecto del ALCA y a desarrollar otros modos de integración basados en la democracia, la justicia social y la defensa del medio ambiente. ¡OTRAS AMÉRICAS SON POSIBLES!
https://www.alainet.org/es/articulo/105124

Soberanía Alimentaria

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