Cumbre de París sobre el Sida

30/06/1997
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(Extractos de la Declaración) Nosotros, los Jefes de Gobierno o representantes de los 42 Estados reunidos en París el 1 de diciembre de 1994: Conscientes de que la pandemia de SIDA constituye, por su magnitud, una amenaza para toda la humanidad, (...) de que la pobreza y la discriminación son factores que contribuyen a su propagación, de que el SIDA causa daños irreversibles a las familias y a las comunidades, de que la pandemia concierne a todas las personas sin distinción, pero que avanza más rápidamente entre las mujeres, los niños y los jóvenes, de que no sólo causa sufrimiento físico y moral, sino que a menudo se utiliza para justificar graves violaciones a los derechos humanos; Afirmamos solemnemente (...) nuestra determinación de velar porque todas las personas que viven con el VIH-SIDA puedan ejercer plenamente y total igualdad sus derechos y libertades fundamentales, sin distinción alguna y en toda circunstancia; Nuestra determinación de luchar contra la pobreza, la exclusión y la discriminación, nuestra determinación de movilizar a toda la sociedad -los sectores público y privado, las asociaciones y las personas que viven con el VIH-SIDA- en un espíritu de colaboración. Nos comprometemos en nuestras políticas nacionales a: proteger y promover, mediante el entorno jurídico y social, los derechos de las personas, en particular de las que viven con el VIH-SIDA o están más expuestas a la infección. Asegurar que las personas que viven con el VIH-SIDA gocen de igual protección ante la ley en lo que respecta a la atención sanitaria, al empleo, a la educación, a la libertad de circulación, a la vivienda y a la protección social. Adoptar, para la prevención del VIH-SIDA, un conjunto de disposiciones prioritarias, que comprendan: * La promoción y el acceso a diversos medios y métodos de prevención culturalmente aceptables, incluidos los preservativos y el tratamiento de las enfermedades de transmisión sexual; * La promoción entre los jóvenes, en particular en el medio escolar y extraescolar, de una educación apropiada para la prevención, que favorezca la igualdad entre los sexos e incluya la educación sexual; * El mejoramiento de la situación, la educación y las condiciones de vida de la mujer; * La realización, en colaboración con los interesados, de actividades específicas para reducir los riesgos entre las poblaciones más vulnerables, por ejemplo, los grupos de alto riesgo de transmisión sexual y las poblaciones migrantes; * Fortalecer la atención primaria de salud como base de la prevención y de la asistencia médica e integrar en ella la lucha contra el VIH-SIDA para asegurar un acceso equitativo a esa atención; * Facilitar los recursos necesarios para combatir la pandemia, en particular asegurando un apoyo suficiente a las personas con VIH-SIDA, a las organizaciones no gubernamentales y a los movimientos asociativos que trabajan con las poblaciones vulnerables. * Apoyar una mayor participación de las personas que viven con el VIH-SIDA mediante una iniciativa tendiente a fortalecer la capacidad y la coordinación de las redes formadas por esas personas y por los movimientos asociativos. Permitiendo su plena y total participación en nuestra respuesta común a la pandemia, en todos los niveles -nacional, regional y mundial-, esta iniciativa tratará en particular de estimular la creación de un entorno político, jurídico y social propicio para la lucha contra el SIDA. * Estimular una iniciativa de asistencia y solidaridad, a fin de reforzar la capacidad de los países, especialmente de los más necesitados, para asegurar el acceso a un conjunto de medidas de asistencia médica y social, a los medicamentos esenciales y a los métodos de prevención existentes. * Apoyar iniciativas para reducir la vulnerabilidad de la mujer al VIH- SIDA, alentando los esfuerzos nacionales e internacionales encaminados a dar mayor poder a la mujer: mejorando su condición jurídica y social y eliminando los obstáculos sociales, económicos y culturales; favoreciendo su participación en todos los procesos de adopción y aplicación de las medidas que les conciernen; estableciendo la coordinación necesaria y reforzando las redes que promueven los derechos de la mujer. * Fortalecer los mecanismos nacionales e internacionales que se ocupan de los derechos humanos y de la ética en materia de VIH-SIDA, incluido el recurso a un consejo consultivo y a las redes nacionales y regionales para ofrecer asesoramiento, recomendaciones y orientaciones útiles, a fin de asegurar que los principios de no discriminación y de respeto de la ética y de los derechos humanos sean parte integrante de todas las actividades de lucha contra la pandemia. ONUSIDA, París, 1 de diciembre de 1994 * Este documento es parte de La cara Socio-económica del Sida Serie Aportes para el Debate No. 5.
https://www.alainet.org/es/articulo/104812
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