Aldeas

13/10/1998
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En la aldea local el tiempo fluía al ritmo de las estaciones del año, de la siembra y de la cosecha, de las efemérides del calendario. En la aldea global el tiempo tiene minuteros y segunderos, y corre tan sorprendentemente como un infarto. En la aldea local el paisaje, a través de la ventana de la casa, cambiaba cada 10 o 20 años. En la aldea global, se modifica, en la ventana electrónica de la TV, cada diez o veinte segundos. En la aldea local los ríos rebosaban de peces y las aguas limpias aseguraban salud. En la aldea global los ríos, saturados de basura, transportan enfermedades y esparcen malos olores. En la aldea local la vida exhalaba perfume: un pastel en el horno, un café colado, las flores del jardín, la brisa de la tarde exhalando olores de mango con jazmín. En la aldea global aspiramos humo, basura amontonada, aire contaminado. Todo se sabía en los vecindarios de la aldea local. Y había poca información de lo que pasaba más allá de sus límites. En la aldea global nada se sabe del vecino de la puerta contigua, pero se está al tanto de casi todo lo que ocurre en el mundo. La campana de la iglesia de la aldea local movilizaba a la comunidad para la oración y los entierros, romerías y fiestas. Ahora, son los indicadores financieros que, en la aldea global, predicen la alegría o la tristeza de las personas. Había fe en Dios en la aldea local. En la aldea global se venera con fe y esperanza a la Bolsa de Valores. En la aldea local todos mantenían entre sí relaciones de parentesco y afecto. En la aldea global predominan las relaciones de negocios e intereses. Los sabios eran escuchados en la aldea local. En la aldea global los oráculos de los medios parecen no tener que decir o hablan lo que muchos no entienden. Las personas se miraban a los ojos y se comunicaban en la aldea local. En la aldea global la comunicación digital esconde rostros y camufla sentimientos. "Amaos los unos a los otros", era el precepto que imperaba en la aldea local. En la aldea global resuena más fuerte el "armaos los unos a los otros". En la aldea local las vías públicas eran espacios de relaciones humanas, breves coloquios, amoríos, rondas de discusiones deportivas o políticas. En la aldea global las calles y avenidas asustan a los transeúntes, son escenarios de violencias y engendran inseguridad. En la aldea local la cultura autóctona confería identidad. Ahora los enlatados mundializan el entretenimiento mediocre en la aldea global. En la aldea local los utensilios eran hechos por artesanos y artistas. En la aldea global todo es tediosamente igual y repetitivo, gracias a la producción en serie de la industria. En la aldea local la vacas tenían nombres y la nata de la leche se transformaba en mantequilla y dulce. En la aldea global ya no se distingue carne de primera o de tercera, y da lo mismo una hamburguesa de carne fofa comprimida en un pan con sabor a polietileno, acompañada de hielo molido sabor naranja. En la aldea local los profesores eran venerados. En la aldea global ni siquiera se les paga y hasta hay veces que son asesinados por los propios alumnos. Los enfermos eran rodeados de atención y cariño en la aldea local. En la aldea global son extorsionados por los planes de salud, humillados por el poder público e ignorados, pues las personas no disponen de tiempo sino para sí mismas. En la aldea local la vida habría espacio para el ocio. Ahora el ocio es un lujo y hasta los pasatiempos son comercializados en la aldea global. En la aldea local los valores generaban tradición. En la aldea global los valores son meramente financieros. En la aldea local se veían las montañas o el mar. Ahora, el horizonte es un cuadro en la pared. En la aldea local la noche era acogedora. En la aldea local es aterradora. En la aldea local los pobres eran socorridos. En la aldea global son excluidos. En la aldea local había solidaridad. En la aldea global reina la competitividad. En la aldea local Kant elaboró una obra imprescindible. En la aldea global se internetiza* la cultura en informaciones fragmentadas y el saber es tan sólido y duradero como un helado en el sol. En la aldea local las personas descubrían su vocación y soñaban con una profesión. En la aldea global es una bendición tener un empleo, aún mal remunerado. En la aldea local muchos se destacaban por lo que traían dentro de sí: valores, conocimientos, creencias. En la aldea global basta ostentar marcas y poses, agazapando la pobreza espiritual. En la aldea local nadie imaginaba que, un día, todo el mundo se transformaría en una aldea global. Ahora, la nueva aldea puede ser víctima de su capacidad de rebasar tiempo y espacio sino sabe agregar a las innovaciones tecnológicas una buena dosis de humanismo. Hay el peligro de que toda esa proximidad de seres y sucesos sea apenas virtual. Y en la esfera de lo real se profundice el aislamiento de las personas y su distancia en relación a los otros, a la naturaleza, a Dios, a sí mismas. test Uk tecnica
https://www.alainet.org/es/articulo/104188
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