Caso Restrepo: ¿Crimen de Estado?

05/11/1990
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De un asunto familiar, el caso de los hermanos Restrepo ha pasado a ser un asunto de Estado en el que están de por medio un ex ministro de Gobierno censurado por el Congreso y una pequeña piedra en el zapato de las tradicionalmente buenas relaciones colombo ecuatorianas.
 
Para la familia Restrepo Arismendi el reloj se detuvo a las 9h30 del 8 de enero de 1988. A esa hora y ese día, Carlos Santiago y Pedro Andrés, de 14 y 17 años respectivamente, salieron de su domicilio ubicado en Miravalle, a pocos kilómetros de Quito, a bordo de un trooper y nunca más se volvió a saber de ellos. Se los tragó la tierra.
 
Los padres de los menores, Ing. Pedro Restrepo y Luz María Arismendi, de nacionalidad colombiana y con residencia de 20 años en el país, pensaron en principio que sus hijos, habían sido detenidos por la policía. En aquel día, los agentes de tránsito pedían “licencias” en la vía Tumbaco-Quito y Carlos Santiago ciertamente no tenía permiso para conducir. Pronto regresarían a su hogar. Las cosas, sin embargo, se fueron complicando y una serie de versiones contradictorias se tejieron sobre el paradero de sus hijos.
 
Mediante llamadas telefónicas anónimas se les decía que sus hijos se encontraban en el Centro de Detención Provisional (CDP). Una amiga de la familia, el 11 de enero llamó por teléfono al CDP y allí le dijeron: “Pedro y Santiago Restrepo están aquí desde el viernes”. El general Miguel Arellano, basándose en informes de inteligencia militar, les confirmó que sus hijos los tenía la policía y que se los estaba investigando.
 
La cosa se puso fea, cuando en el CDP negaron que estuvieran detenidos. En la primera semana, la Cruz Roja, la Defensa Civil, los Boy-Scouts – a los que pertenecían los hermanos Restrepo- realizaron un prolijo rastreo de la quebrada que desemboca en el Machángara con el objeto de encontrar el posible vehículo accidentado. No encontraron nada. Se descartaba con ello, la hipótesis de un accidente.
 
Hechos extraños
 
Varios hechos extraños se produjeron posteriormente. Al caso fue asignada la subteniente Doris Morán, de la división de menores, quien permanentemente les aseguró que sus hijos se encontraban vivos, que esperaran con paciencia, y, sobre todo, guardaran silencio. Durante 10 meses, la subteniente Morán sembró expectativas falsas en los esposos Restrepo y, desde luego, les cobró los respectivos “honorarios” que ascendieron a 80.000 sucres y por lo cual se le siguió un proceso por cohecho en el juzgado primero de policía. Luego, fue retirada del caso sin que aportara en lo más mínimo en la investigación.
 
El carro en el que se movilizaban los Restrepo apareció en la quebrada, 43 días después de la desaparición. Según afirman en varios documentos los esposos Restrepo, “el vehículo, al parecer fue desvalijado antes de ser lanzado a la quebrada: nunca aparecieron el motor ni la caja de cambios. Las latas parecían haber sido pasadas por un pesado rodillo. Pruebas técnicas realizadas a los soportes del motor, demostraron que el motor no se desprendió por impacto o por fatiga de materiales sino por sobrecarga. Esto es, el motor fue sacado”.
 
El 29 de julio de 1988, agentes del Servicio de Investigación Criminal de Pichincha presentaron a la familia Restrepo un zapato deportivo del mayor de los jóvenes. Pese a haber estado supuestamente 7 meses a la intemperie y sometido a los rigores ambientales y climáticos, el zapato se encontraba seco, sin lodo, sin deformación. Los agentes se llevaron el zapato y luego el SIC se negó a mostrarlo nuevamente a los esposos Restrepo-Arismendi. Cuatro meses después, el mismo zapato lo mostraron con lodo a su interior. Y aparecieron también un casete en perfectas condiciones y otros dos zapatos más.
 
Cabe recordar que todos estos hechos se produjeron durante el gobierno de León Febres Cordero en el que la violación de los derechos humanos, incluidas las desapariciones, estuvieron al orden del día. A pretexto de combatir la subversión se crearon cuerpos especiales de la policía y se cometieron toda clase de arbitrariedades. Pero lo raro en el caso Restrepo, era que los menores no eran ni “terroristas”, ni “guerrilleros”, ni “sociólogos vagos”.  Eran muchachos simples y corrientes. ¿Qué razones habría para detenerlos y desaparecerlos? Es una pregunta que todavía no tiene respuesta.
 
Las gestiones realizadas por los esposos Restrepo-Arismendi ante el ministro de Gobierno de ese entonces, Heinz Moeller, fueron infructuosas. Posteriormente, los Restrepo le enviaron a Moeller una reveladora carta: “De los políticos como usted –le dicen- solo hemos recibido desprecio. Usted llegó al ministerio pocos días después de desaparecidos nuestros niños. Le dimos pruebas de policías que debían ser investigados cuando alguna vez fuimos a su despacho. Pero continuó embebido frente al televisor, viendo cómo su copatidario, Francisco Sweet defendía a Liliana Febres Cordero acusada en ese entonces de tráfico de influencias en España”. Según los Restrepo, Moeller le habría comentado a un periodista que a la policía se le fue la mano con los niños desaparecidos.
 

 

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Cambia el gobierno, sigue la misma policía
 
“Cuando el gobierno de la Izquierda Democrática subió al poder, el 10 de agosto de 1988, se habría para la familia Restrepo una gran esperanza, un panorama increíble para de una vez por todas saber de nuestros hijos”, dice a Punto de Vista el ingeniero Restrepo.
 
“En la posesión del presidente Borja –continúa-, el presidente Virgilio Barco de Colombia, conversando con el presidente Borja le dijo que las relaciones con Ecuador estaban perfecto, que lo único que había era el caso de la desaparición de los hermanos Restrepo. El presidente Borja le respondió que eso estaba en manos de su ministro de Gobierno, Andrés Vallejo”.
 
El Ing. Pedro Restrepo acusa, sin embargo, al Lcdo. Vallejo de encubrimiento y de no haber hecho nada para esclarecer el caso.  “El 16 de agosto le solicitamos una entrevista. Nunca dio esa entrevista. Nos vino a recibir a mediados de diciembre de 1988, o sea cuatro meses después. ¿Por qué nos recibió? Porque nosotros decidimos hacer pública nuestra denuncia, dejamos de estar callados que era la orden que nos daba la subteniente Morán de la policía. A raíz de eso, como buen político, nos recibió. Pero de ahí para acá le dimos cualquier cantidad de pruebas, de casetes, de testimonios, de hechos que inculpaban con nombre propios a las personas relacionadas con la desaparición de nuestros hijos, y nunca hizo nada.
 
“El se llena la boca hablando de una comisión que se formó en enero del 90, pues esa comisión la nombró porque la familia Restrepo presionó y volvieron los medios de comunicación a hacerse eco de ese doloroso tema”. Según el ingeniero, la conformación de esta comisión tuvo como objeto aplacar a la opinión pública, esperar a que el tiempo pase y que se calme la familia Restrepo.
 
“Ahí fue cuando vino el DAS de Colombia, al cual no se le prestó colaboración alguna, aunque ahora se trata de negarlo. El DAS investigó por 15 días, sacó un informe donde dice que la policía ecuatoriana es la responsable de la detención, tortura y desaparición de los hermanos Carlos Santiago y Pedro Andrés Restrepo. Ante esta acusación tan grave, la policía ecuatoriana salió precipitadamente con un mamotreto de informe, a los dos años y medio, hablando de un accidente. Ante la reacción ciudadana, el presidente Borja no tuvo más que desautorizar a la policía y nombrar una comisión internacional. De ahí los hechos se han venido sucediendo hasta que aparecieron dos testigos peruanos (Aníbal Federico Loaiza Grau y César Orlando Neira Yupanqui) que estuvieron en contacto con mis hijos y declararon por notaría. Casi matan a uno de ellos y tuve que sacarlo yo por la frontera, para que lo proteja el DAS de Colombia en Bogotá”.
 
Espíritu de cuerpo
 
 El espíritu de cuerpo de la policía –evidentemente malentendido- constituye la barrera más seria que impide avanzar en las investigaciones. “Ese espíritu de cuerpo es una realidad. Me lo dijo a mí Luis Félix López (subsecretario de Gobierno) en su oficina el año pasado o este año, que fui a darle pruebas y me dijo: -Ingeniero, el espíritu de cuerpo no permite descubrir.  Pues sigan con su espíritu de cuerpo, que nosotros seguiremos con nuestro espíritu de lucha”, comenta el ingeniero Restrepo.
 
La censura
 
Lo último es la censura al ex – ministro de Gobierno Andrés Vallejo básicamente por el caso de los hermanos Restrepo. El diputado socialista Diego Delgado, uno de los interpelantes, anotó que este caso copó casi todo el tiempo del juicio político y que fue la verdadera razón moral, legal y política para su censura. “Es verdad –añadió- que la desaparición de los hermanos Restrepo, así como de otros ciudadanos, sucedieron en el gobierno del ingeniero Febres Cordero, pero no es menos cierto que el régimen del Dr. Borja Cevallos ha tenido y tiene la obligación de esclarecer esos crímenes, ubicar y sancionar a los responsables, situación que sería factible de disponer voluntad política para hacerlo”.
 
Los socialcristianos votaron por la censura de Vallejo. Pero sus razones son diferentes. Ya que son beneficiarios de la impunidad, ellos acusaron a Vallejo de no ser como ellos, es decir de no haber reprimido vigorosamente al movimiento indígena y al clero progresista durante el levantamiento indígena y de no haber defendido a los terratenientes.
 
Pedro Restrepo aseguró que la censura de Vallejo es una manifestación clara de que todavía hay en este país diputados, políticos, que se preocupan por los derechos humanos.
 
El reloj volverá a marcar el tiempo para la familia Restrepo Arismendi cuando se haya esclarecido totalmente el caso. Este empeño, por lo demás, no es solo de esta familia sino de toda la sociedad ecuatoriana que no quiere que vuelvan haber detenidos-desaparecidos.
 
Publicado en el semanario Punto de Vista # 442, 5-11-1990, Quito, Ecuador
 
 
 
 
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