Una agenda política y social estratégica

IV Congreso de la CUT de Colombia

17/10/1999
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Con un país donde proliferan los letreros en que todo se anuncia en venta o en arriendo; donde las filas por un empleo alcanza a 700O hombres y mujeres aspirantes a sólo 30 plazas para limpiar alcantarillas, (de lo cual dieron cuenta diarios bogotanos del 29 de septiembre), la Central Unida de Trabajadores de Colombia, produjo su IV Congreso Nacional del 22 al 25 del mes pasado, con más de mil delegados e invitados de 42 países. El IV Congreso buscó respuestas para el cómo actuar frente a la globalización, qué tipo de sindicalismo adoptar en las actuales coyunturas; y aprobó que además de afiliar al movimiento sindical, se busquen otros sectores y otras formas de organización y movilización de los trabajadores. Eso abre a la CUT la posibilidad de incorporar a contingentes que por la dinámica de la economía, la informalidad y las políticas de la pequeña y mediana industria, la crisis, o la quiebra de la producción en el campo, no han estado suficientemente involucrados hasta ahora. La fortalecida CUT -una de las tres sindicales nacionales- y sus afiliados, acababan de ser protagonistas poco más de 3 semanas antes de un violentamente reprimido paro cívico que abarcó el último día de agosto y el 1ro. de septiembre, con una importante concertación de sectores proletarios y de la sociedad civil. De modo reiterado los trabajadores han manifestado su voluntad de negociar con el gobierno un pliego de 41 demandas que sustentaron la paralización, más de la mitad de las cuales están relacionadas con la deuda externa. Por eso Luis Eduardo Garzón, secretario general de la CUT, reconoce que son estrategias que van mucho más allá de lo peticionario o reivindicativo para inscribirse en los contextos con los que madura la historia. "La agenda que hemos presentado -dice- confronta al modelo. No es una agenda para unos días sino para meses y tal vez años. Es una agenda en términos políticos en que la deuda pasa a ser el centro. Y sin petulancia ninguna debo decir que el movimiento sindical es hoy un punto de aglutinamiento a pesar de lo muy difícil que es movilizar en un país en guerra". La disposición de los representantes de la gente sindicalizada no es la misma que la de los funcionarios del Presidente Andrés Pastrana, durante cuyo gobierno el desempleo se ha elevado al 22% y en el sector informal al 58, con 122 mil empleos menos; hay un 55/57% de la población en pobreza absoluta que en el campo se eleva al 75%; y más de 600 mil hectáreas dejadas de cultivar, aparte del millón 200 mil personas convertidas en migrantes que huyen de las bandas de paramilitares, sobre todo, aunque también de la pobreza. Justamente, ALAI sostuvo la entrevista con "Lucho" Garzón una media hora antes de las 10 de la mañana, el 29 de septiembre, cuando estaba programada la reunión de la Mesa de Trabajo y Seguridad Social entre la mitad de los ministros del gabinete de Gobierno, y dirigentes de centrales y sindicatos. El punto esencial de las discusiones previstas arrancaba con el informe acerca de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional que debía rendir el Director Nacional de Planeación, Mauricio Cárdenas Santamaría. Casi al filo de las 11, los sindicalistas se retiraron agraviados por la desconsideración, informalidad y falta "de voluntad política", como lo señalaron tanto Garzón como Julio Roberto Gómez, el dirigente máximo de la Central General de Trabajadores Democráticos de Colombia (CGTD), mientras la recién estrenada ministra de Trabajo del régimen pastranista: Gina Magnolia Riaño, trataba de dar explicaciones a la prensa acerca de lo acaecido con justificaciones que poco convencieron, porque como lo señalaron los gremialistas "tan importante puede ser el tiempo del señor Director de Planeamiento como el nuestro". El incidente no trascendería la anécdota si no fuera porque lo que hay detrás son millones de dólares envueltos en la negociación con el FMI y enfoques que contrarían los reclamos de la población trabajadora cuyo pliego antes de ir al Paro (el tercero en tiempos de este gobierno: hubo otro en abril y uno más en octubre pasado) planteaba la moratoria de la deuda pública externa, mientras se exige su condonación; refinanciación de la deuda y presupuesto para planes de desarrollo que generen empleo; reestructuración del Banco de la República que devuelva al Estado el control de la política monetaria, crediticia y cambiara; y refinanciación de la deuda de las empresas privadas con uso intensivo de mano de obra; además de una reforma agraria integral, y la suspensión de todo proyecto de privatización y desmonte de empresas estratégicas, entre otras demandas. Colombia es un espejo roto Las realidades de su convulsionado país conducen a Luis Eduardo Garzón a afirmar que "Colombia es un espejo roto". Pero, al evaluar el Congreso de la CUT y sus temáticas, considera que en él hubo una vital proyección de futuro que pretendió dar respuestas "al sindicalismo en medio de la globalización, qué significa, cómo actuar; el concepto de autonomía no sólo frente al gobierno, sino a los partidos y frente a la guerra. Y alcanzamos una profundización de ese concepto en el sentido de que autonomía no es apartidismo, ni apoliticismo, ni neutralidad sino una manera de ver las cosas en sus espacios y en sus ángulos", aparte de abocarse a una discusión sobre como propiciar una "convergencia latinoamericana", que será retomada en el futuro. La figura máxima de la CUT considera que "no hay en América Latina sindicalismo que esté liderando las movilizaciones que está jaloneando el movimiento sindical colombiano" y que su reactivación es indiscutible. "El Paro Cívico que hicimos no tiene precedente -asegura- porque lo que se ha creado es una propuesta de Frente Social muy amplio donde convergen desde los transportadores de tierra y aire, el sector agrario, y agropecuario, los movimientos de mujeres, de jóvenes, la universidad pública, los movimientos comunales y cívicos. Acá la CUT ha sido el elemento de aglutinamiento de un movimiento amplio, constructor de una agenda política y social con una movilización enorme, en medio de una polarización tan terrible como es la guerra". La estructura de empleo en Colombia hace que de cada cien colombianos hoy, 58 están en la informalidad, 18 están con una temporalidad de entre 5 y 6 meses, 20 están desempleados y 8 ó 9 están en diferentes formas de pago. Y esto es algo que se repite en casi toda América Latina, lo cual dificulta, ciertamente, las posibilidades organizativas, situación que remarca la inteligencia de las búsquedas que tuvieron por escenario el IV Congreso de la CUT, las que Garzón considera "vanguardistas desde el movimiento sindical y capaces de incidir con acciones políticas". Interrogado por ALAI acerca de cuáles de las 41 peticiones que acompañaron al Paro Cívico tienen factibilidad real, el presidente de la CUT razonó "estar conscientes de que no es un pliego para resolverlo en una o dos horas: o el gobierno cambia su rumbo o definitivamente se deteriora aún más. Hay cosas puntuales sobre derechos humanos o interlocución política que se pueden conseguir más pronto. Pero lo que es materia económica está en el centro. Si usted tiene 100 pesos y de ellos 36 se van sólo para lo que es el servicio de la deuda y usted vuelve y se endeuda con 6 mil millones de dólares como acaba de suceder con el Fondo Monetario Internacional, pues eso no deja alternativa para la inversión social ni para resolver los problemas de las condiciones de vida de los colombianos". "Descuatrerizar" los problemas Colombia pagará en el 2000, el 36 % de su presupuesto como servicio de la deuda pero en el 2001 será el 40 %, mientras que la deuda misma subirá de 18 mil millones a 25 mil millones de dólares, lo que obligará a nuevas reformas tributarias. Luis Eduardo Garzón proviene del sector petrolero e inició su activismo en la segunda mitad de los setentas dentro de la Unión Sindical Obrera: USO. En 1990 ingresó a la CUT donde, después de desempeñar otros cargos, fue elegido Presidente en 1996 y ratificado ahora en la dirigencia máxima. Al porqué de una agenda tan abarcadora responde rotundo: "No nos da vergüenza decir que construimos una agenda más allá de lo que lograremos de inmediato porque no es para este gobierno ni para el próximo: Nosotros necesitamos 'descuatrerizar' en Colombia el problema de la paz, de la sociedad. Es algo que estamos viendo en toda América Latina: la deuda y su discusión pasa a ser el centro. Mientras sigamos con este nivel de hipoteca el deterioro en la calidad de vida de los trabajadores y los déficits en la inversión social irán aumentando". Preguntado sobre su percepción de la propia trascendencia de la CUT, Luis Garzón aseguró que "la movilización en la acción va a ser permanente. Y la gente va a reventar. Ahora son los transportadores porque no hay cargas; los de los buses porque están trayendo multinacionales; los agropecuarios porque se importan alimentos en deterioro de la economía interna; la pequeña y mediana industrias tienen tasas de interés altísimas y no pueden sobrevivir: de cada 10, 9 quiebran. Y aparte de eso la universidad pública a punto de cerrar con 77 mil desertores porque no tienen con qué pagar. Y por sobre todo eso políticas de ajuste que deterioran aún más. Por eso nuestra agenda no está hecha para entusiasmarnos entre hoy y mañana, ni sacar cuentas del uno al diez, sino para asumirla y mirarla con criterio político".
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