La revolución democrática y pacífica

28/03/2011
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
¿Un invento pequeño-burgués? En el debate sobre los procesos de “transición al socialismo” en el país existan claras resonancias con los debates de la “Unidad Popular” en el Chile de Allende. La pregunta clave sigue siendo: ¿Es posible una transición democrática, electoral y pacífica al socialismo en condiciones de una economía dependiente, subdesarrollada, bajo la presión geopolítica del imperialismo norteamericano? Si el “modelo de revolución” que se tiene en la cabeza se inspira en el doctrinarismo leninista, el marxismo soviético o en cualquier variante del “elitismo revolucionario” (vanguardismos de cualquier pelaje), la respuesta es sencilla: no será posible. Por tanto, la ruptura revolucionaria sólo puede ser violenta. La “política” con P mayúscula, queda definida como la continuación de la guerra por otros medios, concepción que fue planteada por voces contrapuestas ideológicamente: Spengler, Luddendorf, Mao Tse Tung, y más cercano a los debates post-68, con Foucault.
 
La geopolítica mundial aparece dominada por la real-politik. Se trata de una política despótica con D mayúscula. ¿Cuál política con P mayúscula entonces? La Constitución de 1999 en cambio, plantea la posibilidad de una redefinición del espacio de la política democrática, una revolución democrática cuyas reglas constitutivas y regulativas tienen afinidades con propuestas del socialismo democrático de avanzada.  Recordemos que la convocatoria a la Constituyente de 1999, apeló a la transformación del Estado y a la “democracia social y participativa” como elementos sintético-antagónicos al proyecto neoliberal hegemónico en las elites del poder desde 1989, por una parte, y como contra-propuesta a la partidocracia representativa hegemónica desde 1958. Olvidar la revolución democrática, y plantear una revolución socialista guiada por el marxismo burocrático es otra cosa distinta al sistema socioeconómico establecido en la propia Constitución de 1999.
 
La izquierda cavernaria y la derecha histérica plantean desbordar las reglas de juego establecidas desde 1999. De nuevo, los extremos se tocan. Imaginar y pensar la transición post-capitalista desde el marco constitucional implica una combinación compleja de reformas radicales sucesivas, con dosis de gradualidad e intensidad.Esto es lo que algunas corrientes autodefinidas como “auténticamente revolucionarias” llaman fórmulas híbridas de transición al socialismo; en fin, “arroz con mango”. Por otra parte, en el terreno de las formas político-jurídicas, cualquier postura que valore positivamente la democracia radical y pluralista, el diálogo polémico, la deliberación para conquistar acuerdos mínimos negociados, o incluso estimular la mayor participación posible de las bases sociales, parece ser descalificada como “reformistas”, “pequeño-burgueses” o “anarcoide. Se inhibe así cualquier figura de pluralismo agonístico y de multiverso socialista.
 
El esencialismo derivado del marxismo soviético y del imaginario jacobino-blanquista, plantean un retorno a debates y prácticas que parecían superadas en el campo de la izquierda democrática latinoamericana. En Venezuela, la subcultura política de la vieja izquierda cavernaria, muestra su patético subtexto estalinista en la escena del proceso bolivariano. Posturas de este tenor facilitan que la derecha anticomunista adopte un alter-ego simétrico: una izquierda despótica y antidemocrática. Se abandona la tarea ideológica de renovar la democracia socialista, que no deja de ser sólo una cuestión socialista, sino además una efectiva cuestión democrática. Aquí, ni Lenin ni Guevara, sirven de mucho. La democracia socialista en clave de des-fundamentación del autoritarismo epistémico y político, implican una identificación con la pasión de la democracia sin fin. No es viable una transición imaginada como dictadura democrática del partido-único-vanguardia”.
 
Desde nuestro punto de vista, se trataría de luchar por la posibilidad histórica de una revolución democrática, socialista, eco-política y descolonizadora, algo distinto de las experiencias históricas del socialismo burocrático del siglo XX.
 
- Javier Biardeau R., Universidad Central de Venezuela
https://www.alainet.org/es/active/45436
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS