En Defensa de la juventud y los estudiantes de hoy

19/10/2002
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
Las críticas contra la juventud,
no harán cambiar su actitud,
sólo si dejan de cortarles las alas
y robarles sus ideales.
Es muy fácil criticar y señalar en estos momentos la actitud de algunos estudiantes y de la juventud en general, en estas nuevas generaciones que se levantan en medio de una grave crisis económica, política, social y de valores. A través de distintas formas en los medios de comunicación se golpea fuertemente, señalando cómo éstos inducen sus métodos de protesta para exigir sus propias demandas o reivindicaciones materiales, dentro del contexto estudiantil, dirigidas a quienes supuestamente tienen el deber de garantizar mejores días de vida en nuestro país, ya sea por el compromiso que adquirieron durante su campaña política en el período electoral que cada cinco años se celebra, y donde muchos ciudadanos con fe esperan ver un futuro de bienestar y progreso. No es sorprendente en el presente encontrarnos con algunas personas con esta actitud, conociendo que en nuestro entorno para que algún gobierno, sordo, mudo y ciego, pueda cumplir con sus promesas o deje de cometer injusticias, hay que realizar acciones en las calles, situación que no se registra solo en Panamá. En los últimos días nos pudimos percatar de la situación en Uruguay, Paraguay, México, Costa Rica, Argentina, Perú y Chile, actividad que no surge ahora en nuestros días, que trasciende desde tiempos pasados. Estas mismas personas, como otras que ahora critican en la actualidad, jugaron su papel protagónico como "dirigentes estudiantiles" o como simples espectadores en su época, pero hoy los observamos con detenimiento y desagrado hablar opuestos a estos métodos, ignorando la utilización de estas mismas prácticas durante su época. "Ningún cura se acuerda cuando era sacristán", reza el dicho popular. Por suerte no son todos. Lo más aberrante de esto es que las críticas vengan de personas que luego de ser supuestos "líderes juveniles" o "estudiantiles", en una forma inmoral contribuyeron con un régimen corrupto, torturador y asesino. Sólo se acuerdan de algunas de sus primeras hazañas, pero casi siempre dan un salto en su historia biográfica para esquivar su responsabilidad durante este período de tiempo, que muchos escritores poco cuentan. La juventud en estos momentos no se puede organizar, o no le permiten tener esa oportunidad, ni siquiera para intentar discutir los problemas nacionales. ¿No será que hay intenciones reales para que esto ocurra? Cada día que transcurre me hago estas y tantas otras interrogantes. ¿Qué han hecho o qué están haciendo los adultos de hoy para que la juventud cambie? Esta pregunta pude ser necia, pero la considero muy necesaria, ya que si la respondo indicaría que "nada", esto, a su vez, contesta al Señor Adolfo Ahumada, por la crítica que realizó en su escrito intitulado: "La cuestión estudiantil", columna que apareció en el diario La Prensa, el día 11 de Julio de 2002. También contesto a Jaime A. Porcell Alemán, al tener la oportunidad de leer su escrito lacerante contra la juventud de hoy. Al parecer sufren de amnesia, olvidando que pasaron por ser jóvenes, tal vez por no entender sus ideales. Puedo indicar algunas situaciones que pasaron ellos y que no se atreven a divulgar, quizás por vergüenza, pero que hay que recordarles una de ellas. ¿Por qué el Partido del Pueblo (PP) no quiso participar en las acciones por la soberanía nacional en enero de1964 junto al pueblo? Usted, señor Porcell, pertenece al PP. Tal vez por esa razón arremete contra la juventud. Es bueno hacer memoria de otras situaciones históricas que sucedieron posteriormente, para así comprender lo que se registra en estos momentos. Desde que se dio el golpe militar de 1968, ¿pueden creer qué sucedió? A los primeros que persiguió el régimen fue a la juventud, aquella que había participado en las luchas más álgidas de nuestra historia patria. Sus actores fueron precisamente los que persiguieron y se enfrentaron a los jóvenes idealistas de Cerro Tute, estudiantes que murieron pensando en una nueva sociedad, (Eduardo Santos Blanco, Rodrigo Alonso Pinzón, José Patrocinio García y Rogelio Girón), mártires vivientes en nuestros ideales, caídos por las armas del militarismo en gestación, comandado por los capitanes Omar Torrijos Herrera y Boris Martínez en 1959 y que en 1961 colocaron un regalo bomba en la residencia de Polidoro Pinzón, dirigente de la gesta de Cerro Tute. ¿No son estos los líderes de la denominada dictadura "con cariño", que fueron apoyados por algunas de esas personas que critican a los estudiantes y jóvenes en el presente, y que se manejaron oportunistamente dentro de este esquema de poder luego del golpe militar a finales de los sesenta? Aquí podría nombrar muchos otros ejemplos de jóvenes que por su ímpetu y espíritu progresista fueron víctimas de esa cruzada an-tijuventud, que fueron ferozmente torturados, asesinados o desaparecidos, como: Floyd Britton, Jorge Camacho, Félix González Santizo, Dorita Moreno, Marlene Mendizábal, y muchos otros que podría mencionar. La lista es larga y podemos examinarla en el informe final de la Comisión de la Verdad. La práctica o táctica que fue utilizada contra muchos de ellos, para acabar con la rebeldía, fueron las más sucias y atroces, lógicamente, asesorados por Estados Unidos. Éstas van desde la compra de conciencia de grupos estudiantiles, hasta la creación de otros nuevos grupos manejados, bien adiestrados, expertos en confundir y disolver cualquier intento de rebeldía; esto ocasionó otros estilos de disgregación juvenil, como la de infiltrar agentes de inteligencia (G-2) disfrazados de estudiantes, para crear otros problemas como la de enfrentar escuelas enteras contra otras, para así distraer la atención de los reales problemas nacionales y mantener las protestas al margen, todo esto, con el ánimo de justificar la utilización de la fuerza contra los inquietos jóvenes. En esos tiempos imperó la doble moral, se inculcó en vez del ideal nacional verdadero, muchas veces el nacionalismo acomodado, el juega vivo y el egocentrismo convertido en corrupción. Se dio inicio a una fuerte campaña de desconcienciación, inculcando los anti-valores, convirtiendo el golpe militar octubrino de 1968, como el inicio de la historia, borrando parte de la misma, para dar créditos al régimen. Luego de este período que demoró unos 21 años, se produjo otro hecho que se convirtió en otra expresión traumática: la invasión. De ella se puede mencionar otro carácter descerebrador, utilizado para terminar de desintegrar nuestra poca memoria e identidad nacional que envolvía la vida de aquella generación y que ha influido en el comportamiento actual, por su profunda consecuencia psico-social. Ésta formaba parte de un plan extranjero para dominar en su totalidad a Panamá. Era como la historia alrevés; los represores criados, formados y armados por el imperio, tomaron el nacionalismo como escudo, a tal nivel que si alguien hablaba del mismo era considerado afecto al régimen; quien cargara una bandera nacional era repudiado y señalado como "norieguista". De la otra parte, el que se oponía a la dictadura era visto como un "subversivo", "pro norteamericano" y militante partidista "pro-oligárquico". Con esta gran confusión creada por la situación se aprovechó el imperio norteamericano que como es característico de ellos, se habían disfrazado como "paladines de la justicia", "guardianes de la humanidad" y "liberadores", en contraste al cachorro de monstruo creado por ellos mismos. Utilizaron todos los mecanismos de guerra de baja intensidad (sicológicas), y todo lo nuevo en la guerra tecnológica y convencional, convirtiendo el país en un gran laboratorio de guerra. En medio de estas condiciones quedaron muchos jóvenes, envenenados de más an-tivalores, confundidos y desconocedores de lo que podría ocasionar todo esto. Muchos otros idealistas se esfumaron, surgió otro esquema, dando pie a otro período histórico lleno de otras sorpresas antinacionales y, sobre todo, dirigidas contra la muchachada panameña. Asumieron el poder en una base militar, y en medio de la mortandad de personas inocentes, entre niños, jóvenes, mujeres y ancianos, los dirigentes de los partidos políticos "civilistas" iniciaron su gobierno, pero con la particularidad de perseguir de igual manera a los estudiantes, donde el colegio que protestara enseguida, a sus protagonistas se les marcaba como afines al régimen anterior. Los colegios eran cerrados sin compasión, se crearon normas más rígidas para evitar las salidas de estudiantes a las calles, las expulsiones eran las formas más duras para acallar las voces que se hacían eco más y más de los momentos que se vivían y en medio de la ocupación militar norteamericana. Este gobierno promovió junto a los empresarios, una campaña contra la nacionalidad, se vendieron banderas norteamericanas durantes las fiestas patrias, enseñanza que era dirigida a la juventud para que adorasen emblemas extraños, para acondicionar la coyuntura a favor de los intereses de los intervensionistas y para acondicionar la llegada a Panamá del presidente Jeorge Bush (padre), artífice de la masacre de diciembre de 1989. En 1994, se produjo otro cambio de gobierno, se manipuló a los jóvenes a través de las campañas politiqueras y su publicidad persuasiva, se engañó nuevamente a la población, ganaron inoportunamente los mismos actores de la persecución dictatorial, pero esta vez decididos a sangre y fuego a implementar las medidas de miseria (neoliberales) que habían preparado los civilistas en el régimen anterior. Ese gobierno igualó la actitud persecutora contra el estudiantado, inclusive criticó fuertemente a las jóvenes universitarias indicando que éstas sólo pasaban por las aulas de la primera casa de estudios a buscar "maridos". A su vez, llamó "chiquillos tercos" a los estudiantes que protestaran contra el nuevo gobierno. El tema de la corrupción era el pan de todos los días. Para intentar dominar las protestas estudiantiles y detener el posible avance de algunas organizaciones estudiantiles, crearon el denominado "parlamento estudiantil", que a todas luces se convertiría en la expresión dominante de la rebeldía juvenil. En él se promovió la cultura de la resignación, enseñando que los problemas se solucionan votando en las elecciones presidenciales cada cinco años y que no hay que hacer caso a ideologías, según ellos, "arcaicas o jurásicas". El objetivo es simple: crear chicos robots que puedan ser fácilmente controlables, y, a la vez, infiltrarse en algunas organizaciones estudiantiles, para desde allí intentar socavar sus bases. Ante esta situación un grupo de estudiantes quiso promover a nivel nacional la creación de la Unión de Estudiantes de Escuelas Secundarias (UES), desintegrada por los militares. Con la constitución en todos los colegios de asociaciones federadas, ¿qué creen que sucedió?: los partidos políticos con sus tácticas lograron destruir este nuevo intento, a través del juega-vivo y otras actividades manipuladas. Hoy día muchos de estos jóvenes participantes de este esfuerzo, frustrados, alienados, podemos observarlos trabajando en algunas instituciones gubernamentales, no comprometidos con la patria, sino con un favor partidista, esfumando el sueño de ideales juveniles e impidiendo una vez más que se organicen. Otro período más, otra frustración más, nada ha cambiado. La inquisición continúa, "es mejor eliminar de la juventud su utopía o hacer desaparecer sus ideales", prefieren ver a los estudiantes y a los jóvenes matándose entre sí o convertidos en delincuentes, pero menos que tomen conciencia, y puedan organizarse por sí mismos. La experiencia es casi la misma: persecución, expulsiones, represiones, entretenimiento, alcohol, sexo desmedido, hambre, desempleo, violencia. Es lo que se vive, se promueve y lo que se inyecta a la juventud. Esto quedó demostrado cuando se realizó en nuestro país el Festival Mundial de la Juventud, llevado a cabo en la antigua base militar aérea de Howard. En aquella ocasión el gobierno que actualmente se encuentra en el poder, patrocinó este evento, pero el mismo se convirtió casi en un modelo de sistema autoritario. Cada vez que había que discutir temas controversiales como el del ALCA, el NEOLIBERALISMO o la POBREZA, se invitaba a los participantes a otros lugares, inclusive, se prohibió una manifestación organizada por los jóvenes invitados, para evitar que el foro se convirtiera en una expresión de protesta contra los planes económicos que implementan los gobiernos en los distintos países. Esto ha sido una de tantas situaciones que pueden estar influyendo en el comportamiento actual de los jóvenes, pero es lamentable que se continúe con la batalla anti –juventud y anti- estudiantil, donde con habilidades psicológicas, se sigue repitiendo la misma experiencia, con una mal acostumbrada campaña negativa, de siempre indicar que las acciones que realiza este sector social en las calles afectan "a terceros", que las mismas "auyentarán las inversiones" y los eslóganes resonantes de otros canales de comunicación los señala con el dedo acusador de "vándalos" y "delincuentes". A esto se une la estrategia televisiva de sólo enfocar a los conductores de automóviles y no incluir el tema central de la protesta, que en muchas ocasiones no sólo afecta a terceros sino a toda la ciudadanía en general, ejemplo de estos casos hay muchos: aumento de las tarifas telefónicas, de luz, de recolección de basura, pasaje de transporte colectivo, privatizaciones, reformas al Código de Trabajo, entre muchas otras. Pero, ¿qué podemos hablar de la televisión, la que puede servir para formar una nueva conciencia? Sin embargo, ésta sólo transmite, desde la mañana hasta la noche, a niños, jóvenes y adultos; violencia, sexo y consumismo, desvalorando al ser humano, promoviendo la degradación de una sociedad. Con esto defiendo y defenderé a los estudiantes del País, en especial, a los aguiluchos que con toda razón salieron a defender a la Caja de Seguro Social, para exigirle al gobierno un compromiso escrito de "No privatización", por el motivo de que existe un documento denominado "Carta de Intención", firmado con el Fondo Monetario Internacional, en la que existe la intención de convertir a esta entidad en empresa privada. En estos momentos se atemoriza a los estudiantes aguiluchos con la expulsión, luego de su más reciente protesta, intentando condenarlos como si el defender los derechos de todos los ciudadanos de esta nación fuera un delito penal. Así sucedió con tres estudiantes expulsados de por vida el año pasado de la Universidad de Panamá, sólo por repudiar el aumento del transporte colectivo y denunciar actos de corrupción, medida inexplicable, cuando la educación es un deber de los gobiernos. Confío que esto no será lo que frene la valentía de la juventud panameña, pero expreso repugnancia al ver que los legisladores involucrados en un caso de extorsión o corrupción andan tranquilos por las calles, alegremente, mientras que a los estudiantes se les castiga sin compasión. Todo esto puede traer como conclusión las consecuencias que hoy vivimos. ¿Qué queremos para los jóvenes entonces? ¿Que sean hombres de bien o continuar pisoteando la fuerza moral del futuro de nuestra Patria? * Abdiel De León es periodista panameño
https://www.alainet.org/es/active/2756
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS